Tal y como había anunciado este diario, La Intrusa, el local cerrado en febrero por espacio de tres meses por alterar el sonógrafo, volvió a abrir sus puertas. Lo hizo a pesar del precinto que realizó la Policía Local el pasado sábado y la posterior ruptura por parte de la propiedad. De hecho, durante esa madrugada volvió a funcionar con normalidad, al entender que el cierre en nombre de Disciplina Urbanística no había sido refrendado por la orden escrita correspondiente.
Sin embargo, solamente diez minutos después de que Aitor Neira levantase la verja y dispusiese la terraza, una patrulla de la Policía Local se presentó en el interior y esta vez sí hizo entrega de una orden de cese de actividad con carácter cautelar. En la misma se informa de la desestimación de las alegaciones presentadas el 13 de mayo, después de la primera advertencia de cierre, así como de la declaración de ineficacia de la declaración responsable del 19 de mayo, una vez precintado.
Así, el Ayuntamiento de A Coruña vuelve a solicitar la presentación de documentación, en la que sería la cuarta ocasión después de enero y las dos mencionadas de mayo. Mientras tanto se informa del “cese inmediato, con carácter cautelar, de la actividad de bar en el número 11 de la calle Torreiro. De no ejecutar lo ordenado, la administración procederá al precinto del establecimiento”. Ese precinto ya se había ejecutado el sábado 17 de mayo, con anterioridad a la presentación de la orden de Urbanismo. El plazo para la presentación de la documentación vuelve a ser de 15 días.
La propiedad cuenta reabrir o bien este viernes o a comienzos de la próxima semana, una vez presente la declaración responsable y el resto de documentos que, entiende, le habilitan para ejercer su labor. De hecho, considera que la orden cautelar tiene 15 días de plazo para la presentación de alegaciones y que, en ese espacio de tiempo, también tendría derecho a trabajar.
Para su dueño, Aitor Neira, lo más grave han sido las visitas de la Policía Local sin presentar una orden de cierre, y que incluso le llevaron a presentar una denuncia ante la Policía Nacional. “Queremos denunciar el acoso de estas tres semanas, en la que vinieron repetidamente al local sin orden alguna, y que nos hayan intentado cerrar anteriormente sin notificación o papel de por medio”, lamenta. “Según la propia orden, y después de ese referido acoso, en el escrito del Ayuntamiento se admite que no se revisó la documentación hasta hoy mismo (por el jueves), después de que se presentase el 30 de enero y antes se ordenase el cierre”, finaliza.