La Intrusa de A Coruña volvió a la normalidad sin hacer ruido

Los clientes bromearon con la presencia de dos camiones de la basura a los que midieron los decibelios
La Intrusa de A Coruña volvió a la normalidad sin hacer ruido
La Intrusa durante los primeros compases de la jornada del jueves | Javier Alborés

La Intrusa de la calle Torreiro se ha convertido en el bar del que, de un tiempo a esta parte, todos hablan. Dicen los expertos en marketing que, para bien o para él, siempre es algo positivo estar en boca de los demás. Pero seguramente Aitor Neira y su clientela desearían haber pasado más inadvertidos desde que el pasado mes de febrero una alteración del sonóografo les abocó al cierre de tres meses. El pasado sábado celebró una fiesta de reapertura que trajo cola, provocó la protesta de dos personas y a punto estuvo de derivar en una nueva sanción. Tal y como adelantó El Ideal Gallego, la declaración responsable y la solicitud del título habilitante le permitieron volver a trabajar como un jueves normal. 

 


Y eso, la normalidad, fue la nota predominante a lo largo de toda la jornada: apenas cuatro mesas durante las primeras horas de la tarde y, a medida que se ‘apagaba’ la luz solar, una creciente rotación de mesas. La anécdota del día llegó a los pocos minutos de levantar la verja, con apenas cinco clientes en la terraza. Eran las 19.00 horas y dos camiones de la basura realizaban su labor. En pleno debate sobre el ruido y el descanso vecinal un usuario de la terraza tiró de teléfono y midió la contaminación acústica: “¡86 decibelios!”. Un total de 11 por encima de lo que permite la norma a los locales. Eso sí, todo fue en tono de broma y sin darle mayor importancia o criticar el trabajo de los operarios. Según la gerencia, al cierre de esta edición hubo una rotación de aproximadamente 20 mesas entre la tarde y primera hora de la noche. Algo más de lo habitual. 

 


El tema del cierre y la advertencia del Ayuntamiento de que no podría abrir este fin de semana monopolizaron buena parte de las conversaciones. “Casi todos eran habituales, pero noté que mucha gente venía a desearme suerte y nunca antes había estado en el local”, apunta el Neira. Por su parte, un habitual de la terraza añade: “No se le hace daño a nadie y, si alguien se pasa, se le dice. Esta calle tiene vida, no pueden cargársela”.  

La Intrusa de A Coruña volvió a la normalidad sin hacer ruido

Te puede interesar