Exactamente 5 meses después del comunicado que revolucionó a ciertos empresarios del ocio nocturno, La Intrusa dirá adiós de manera definitiva. Lo que la propiedad ha calificado como “último baile” tendrá lugar este sábado, después de haber llegado a un acuerdo, tal y como adelantó El Ideal Gallego, para que el bajo del número 11 de la calle Torreiro se convierta en La Tóxica. Atrás queda una larga lista de desavenencias y polémicas con el Ayuntamiento que, según Aitor Neira, han sido el detonante y la condena para su negocio. “Después de meses de resistencia nos obligan a cerrar”, afirmó en su rueda de prensa de despedida. “Se trata de un acoso continuo, y así es imposible resistir a una persecución encabezada por Inés Rey”, añadió.
La Intrusa fue sancionada el pasado mes de febrero por violar la normativa acústica y modificar el sonómetro. Ese ruido que según la Policía Local llegaba de manera irregular a las casas también llegó, metafóricamente, al Ayuntamiento. Algunos empresarios se movilizaron y el Gobierno local creó una mesa de negociación primero y una mesa técnica después que, curiosamente, ahora Aitor Neira pide abandonar. “No podemos permitir una mesa mientras se blanquean cierres, creo que lo mejor es levantarnos, porque es un paripé. Lo que tenemos que hacer es actuar de manera contundente”, sentenció, después de un total de cuatro reuniones entre Ayuntamiento, hosteleros y vecinos. “No queremos salir por un centro comercial, ¿qué modelo de ciudad quiere Inés Rey? El sábado es el último día de La Intrusa, que no cierra porque le vaya mal, sino porque no quieren que le vaya bien”, prosiguió Neira, que insiste en que su local está “insonorizado, tiene seguridad y cumple la normativa, no como otros que en el Orgullo repartían vasos de plástico en el centro”.
Por otra parte, Neira dijo que ya empieza a preparar las elecciones locales de 2027 como portavoz de Podemos y recordó los buenos resultados que se desprenden de la encuesta de El Ideal Gallego.
Con el traspaso de La Intrusa y el adiós de La Barbería algunos de los principales actores del movimiento conocido inicialmente como 'los intrusos' han perdido sus establecimientos.