En sus más de 80 años de vida, en el estadio de Riazor se ha cantado mucho. Lo que más, goles, algunos memorables como el de Vicente en el 88, los de ‘Stoja’ en el 91, aquellos primeros tantos europeos de Bebeto en el 93, los de Donato y Makaay en el 2000, los de la épica remontada ante el Milán en 2004 o los de Xisco, Marchena y Lucas para ratificar sus tres respectivos ascensos.
También se ha cantado, y se canta, desde las gradas, e incluso bajo los palos de las porterías. Pero Riazor, además de escenario deportivo, no sólo futbolístico, ha sido testigo de grandes actuaciones musicales.
Previsiblemente, el 13 de junio de 2026, si la temporada futbolística no requiere posponerlo, actuarán en el recinto deportivo El Último de la Fila, en lo que será la gira de regreso a los escenarios de Manolo García y Quimi Portet, que prevén darse un baño de masas al lado de uno de los espacios en los que ya dieron recordados conciertos en los 80, el Palacio de los Deportes de Riazor. Con motivo de la vuelta de la música al estadio, recordamos las principales actuaciones musicales que se llevaron a cabo en el mismo.
Con un año de retraso, el 1 de septiembre de 1957, el estadio de Riazor acogía un multitudinario acto para celebrar sus Bodas de Oro. Además de diversos representantes institucionales, público y una nutrida selección de deportistas de toda clase, el acto contó con la presencia del cardenal arzobispo de Santiago Fernando Quiroga Palacios.
Aquella celebración en Riazor, tras la cual se realizó un homenaje a Ramón de Llano (quien, además de su gran dedicación al club, fue quien conservó los trofeos del club, entre ellos la primera copa ganada por el Dépor en 1912), contó con su dosis de música, que tal y como recogía ‘La Hoja del Lunes’ al día siguiente, corría a cargo de la Banda Municipal y de la agrupación folclórica Aturuxo, formación que, precisamente, celebra estos días su 70 aniversario.
Pero fue en 1983 cuando la música tomó el recinto municipal, no sin polémica por el estado en el que quedó el césped donde semanas después tenía que competir el Dépor.
Un año antes, tal y como recordaba Nonito Pereira en su libro ‘Historias, histerias y anécdotas musicales de la ciudad’, Miguel Ríos le cuenta al crítico musical coruñés su intención de girar por estadios en el 83, preguntando si en María Pita se prestarían a tal propuesta.
La idea fue aprobada, no sin quejas de las entidades deportivas e incluso por parte de los coruñeses. Aunque hasta el último momento el recital de Ríos, teloneado por Leño y Luz Casal, estuvo en peligro, primero por las protestas, después por la climatología, ya que pese a ser un 24 de agosto, la lluvia hizo de las suyas. Con suspense, se acabó celebrando ante una audiencia que se estimó en 18.000 personas, pero que el alcalde en aquel momento, Francisco Vázquez, aseguró que podrían haber sido 25.000 si la lluvia no hubiese hecho acto de presencia.
Pero fue precisamente la lluvia la que hizo a Ríos tener una visión. Mientras se preparaba para la actuación, vio cómo Luz Casal se ganaba al público, pese a estar calada hasta los huesos. Fue en ese momento cuando el rockero tuvo claro que la artista gallega sería “una estrella”.
Tan solo cuatro días después de aquella velada, aterrizaría en el estadio Julio Iglesias, esta vez ante un respetable más comedido (unas 12.000 personas), y buena parte de ellas sentadas, algo que provocó más quejas, ya que aquellas butacas también hicieron mella en el césped.
Y las quejas por ambos conciertos se tradujeron en un convenio entre el Ayuntamiento y el Deportivo para la cesión del estadio para usos futbolísticos y deportivos por 50 años.
Pero no pasaría medio siglo hasta volver a vivir música en Riazor, sólo diez años. Con motivo del Xacobeo 93, A Coruña deslumbró con una constelación de estrellas internacionales de la música, que coparon el estadio el 8, 9 y 10 de julio.
Neil Young, Chuck Berry, Robert Plant, Chris Isaak, George Benson, Sting, The Kinks, Bob Dylan, John Mayall, Eric Burdon, Bo Diddley, Wilson Pickett y Jerry Lee Lewis formaron parte de aquella alineación de lujo que muchos coruñeses enuncian igual de rápido que el once con el que el Dépor ganaría la Liga siete años después.
Era una cita para la historia. No sólo por el hecho de tal elenco de artistas, algo nunca visto, y nunca repetido, en la ciudad. También lo era por el año en el que ocurría, mucho antes de que se prodigasen los grandes festivales llenos de más grandes nombres.
Aquellas tres jornadas poblaron de recuerdos a sus decenas de miles de asistentes. Pero también de anécdotas de todo tipo.
Fue el caso del concierto de Jerry Lee Lewis. El de Lusiana no estaba muy de acuerdo con que su imagen saliera por las pantallas mientras actuaba (algunos artistas movieron sus actuaciones a primera hora para que no fuese necesario), así que en cuanto vio demasiado cerca al cámara, le dio un golpe y obligó a que bajara al foso y no le grabara a él. También fue llamativa la anécdota con los fanáticos de Bob Dylan, que repartían octavillas en los aledaños, como si de mensajeros del Señor se tratase; o la de Chris Isaak, que en la rueda de prensa previa deleitó a los periodistas con un par de canciones.
Casi 30 años hubo que esperar para volver a intuir música en Riazor. Fue en 2021, con el covid-19 todavía dando coletazos, cuando se anunciaron para el mes de julio una serie de conciertos (Riazor Live) que iban a estar protagonizados por nombres como Kase.O, Hombres G, Viva Suecia, Iván Ferreiro, Duki, Funzo & Baby Loud y Carlos Rivera.
No serían grandes aforos, debido a la pandemia, y serían todos los conciertos con el público sentado y separado. Pero apenas unos días más tarde del anuncio, se canceló la iniciativa debido al aumento de casos de covid.
Pero la música volvió a Riazor. Fue en 2022, cuando el Morriña Fest, que había celebrado su primera edición en O Burgo, se trasladó a A Coruña para tomar el estadio.
Fueron dos días, miles de asistentes y un cartel que mezclaba talento nacional e internacional: Maluma, Ozuna, Black Eyed Peas, Crystal Fighters, Duki, Lost Frequencies, Crystal Fighters, Lola Índigo, Viva Suecia, Funzo & Baby Loud, Vega, Belén Aguilera y Xoel López que, como profeta en su tierra, ofreció su recital enfundado en la elástica deportivista.
Y cuatro años después, El Último de la Fila serán los encargados de devolver la música al estadio. Aunque, al igual que en el 83, no sin polémica por la posible afectación al césped, el cual la promotora promete reponer.
El concejal de Cultura, Gonzalo Castro, asegura que no será una única cita, ya que su intención es que haya más conciertos en 2026, como preparación para lo que vendrá con el nuevo Riazor, tras el Mundial 2030.