La normativa acústica de A Coruña vacía una fiesta para 300 personas

La promotora, que realiza eventos por toda España, alucinó cuando el sonómetro empezó a cortar la música en un local y promete que no volverá
La normativa acústica de A Coruña vacía una fiesta para 300 personas
Cientos de personas participaron el pasado mes de julio en la fiesta argentina del Palacio de La Oliva en Vigo

A Coruña se convirtió el pasado invierno en la capital de la fiesta del noroeste, una realidad que hace años parecía incuestionablemente santiaguesa. Cada semana era habitual ver a centenares de estudiantes de la USC (Universidad de Santiago de Compostela) desplazarse a las grandes discotecas herculinas para encontrar lo que no podían en los alrededores del Obradoiro y la plaza Roja. Sin embargo, ese polo de atracción empieza a tambalearse, hasta el punto de que algunas promotoras de eventos amenazan con dar la espantada. El motivo es la normativa acústica o las exigencias que se aplican al funcionamiento de los sonómetros. 

 


Y es que, si bien hasta ahora los modelos Cesva estaban homologados para cortar la música en función de los decibelios máximos de cada licencia, en los últimos meses la Policía Local ha impuesto sanciones a quienes no cumplían otro requisito: que esa medición de decibelios tenga en cuenta las conversaciones, cánticos y murmullos de los clientes. Y eso ha dejado perpleja a la organizadora de una fiesta en un establecimiento de ocio nocturno de A Coruña, que ha recibido numerosas quejas de los 300 asistentes a un evento celebrado el viernes. “Muchos se preguntaron qué era lo que estaba sucediendo con el sonido de la sala”, indican desde Guanaco Fest, un festival de temática argentina que lleva tiempo recorriendo toda España. “Nos pidieron que no se gritara cerca del controlador para evitar que el sonido se cortara, ya que recuperarlo podría demorar unos segundos. Todos sabemos que pedir eso en una fiesta de estas características es imposible: cantar es inevitable cuando uno disfruta”. La comunicación asegura que no regresarán y que se encargarán de buscar “salas en condiciones que se adecuen a este tipo de eventos”.

 

Legalidad

Lo cierto es que que a la discoteca en cuestión le han llovido críticas por ser legal y cumplir a rajatabla una normativa cuya violación ha llevado a varios cierres y precintos en los últimos meses. Y eso que se trata de un grupo 3 (café cantante) y por tanto el máximo permitido llega hasta los 90 decibelios. “Si jugamos todos con las mismas reglas va a pasar lo mismo allá donde vayan, el domingo fuimos a locales con la música igual de alta y no saltaban”, indican fuentes del local.


Según ha podido saber El Ideal Gallego, el Ayuntamiento, a través de la Policía Local, hace semanas que acude a los locales de hostelería y ocio nocturno para instar a retirar los aparatos que separaban el sonido ambiente del de la música, y que por otra parte estaban homologados con licencia municipal. “Es todo tan absurdo que, sin música ambiente y, con la gente hablando, el sonómetro salta”, explican desde uno de esos establecimientos.


La última mesa técnica para la hostelería asumió la adaptación a la normativa de la Xunta, pero los empresarios dicen que esa subida de decibelios será inútil si se mantiene este criterio para la medición, que obligaría a una diversión ‘muda’ por parte de los clientes. 

La normativa acústica de A Coruña vacía una fiesta para 300 personas

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