“Quien quiera más decibelios, que gaste pasta en insonorizar”. Con esa lectura en lenguaje nada burocrático resume uno de los asistentes lo que fue la segunda mesa de negociación entre Ayuntamiento, hostelería y vecinos, celebrada el lunes. Le faltó un matiz: que esta vez podrá hacerlo, de concretarse, de manera legal y con un marco jurídico. Llegaría en forma de creación de una nueva licencia de bares, en principio calificada como grupo 1C, y que permitiría a los que la obtengan alcanzar las 85 decibelios de emisión, con 55 de aislamiento y nunca por encima de 30 de inmisión (lo que recibiría el vecino en una casa).
La propuesta, adelantada por El Ideal Gallego, la puso sobre la mesa la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería, que en 2014 ya consiguió incluir en la normativa redactada aquel año el llamado grupo 1B: bares con permiso para funcionar con música: “En su momento fue una necesidad imperiosa, porque ningún bar podía tener música. Era una situación anómala en comparación con el resto de España. Fue una salida lógica, que subsanó un problema”. Son palabras de Héctor Cañete, que explica así la necesidad de subir el volumen y el abanico de licencias: “Buscamos solución a una necesidad, porque la sociedad y los locales evolucionan. Determinados sitios necesitan algo más de sonido ambiente, que con el 1B no llega”.
El presidente de la asociación provincial, que durante semanas preguntó a sus asociados determinar carencias y necesidades, presentó un decálogo de medidas, que también pasaban por eliminar las zonas ZAS o la tasa turística. No obstante, la primera y más factible forma de consenso parece ese grupo 1C. “Al final, es una modificación más sencilla que una adaptación completa de la ordenanza”, comenta. “Es muy importante especificar a los vecinos que la creación del grupo 1B no generó ningún problema. Una vez modificas el local, modificas la insonorización”, agrega. Según aseguraron la alcaldesa y su equipo de trabajo podría considerarse una partida de ayudas municipales, tanto para empresarios como para vecinos, de cara a reforzar ese aislamiento
De certificarse ese aumento en el margen de trabajo para los empresarios, sería el adiós a una situación que ha provocado el cierre de numerosos locales (33 entre 2019 y 2024), muchos de ellos por incumplimiento del límite de 75 decibelios. Es el caso de La Intrusa (clausurada durante tres meses y germen de la revolución de muchos hosteleros) o de La Barbería, que ha dicho adiós. El dueño del premiado y desaparecido bar era Xabi Barral, ahora presidente de la Asociación para la Defensa de la Hostelería. “Agradou comprobar que Galicia de Noite e a Asociación Provincial se sumaran á adaptación da normativa autonómica. Parecía imposible, e agora semella que non tanto”, indica. “Tería salvado a moita xente, porque o que pedimos é poder traballar amparados xuridicamente”, añade. Por su parte, Aitor Neira, dueño de La Intrusa, asevera: “Ya sabíamos que esta ordenanza estaba mal desde que abrimos hace tres años y que iba a generar problemas. Con el 1C aún me habrían sobrado 5 decibelios”.
Por su parte, la Federación de Asociaciones Vecinales no se pronuncia todavía sobre una alternativa que llegará a la mesa técnica con el apoyo unánime de la hostelería. “Tenemos que estudiarlo”, adelantan desde el colectivo.
A pesar de que la redacción de normativas como la de terrazas puede ser cuestión de años, la intención es que al nuevo marco jurídico se le dé forma lo antes posible. Las dos asociaciones hosteleras han nombrado a sus representantes para la mesa técnica: Eva Arcos y Julio Riveiro por parte de la asociación provincial, y José López Balado y José Luis Eiras para la presidida por Xabi Barral. Galicia de Noite no presentará candidato, mientras que los vecinos buscarán un abogado o un técnico conocedor de la materia.
La primera mesa técnica será antes de San Juan y, posteriormente, de los acuerdos se hará un borrador. “Creemos que va a ir todo muy rápido”, pronostica Cañete.
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