Casi seis siglos después de que la picaresca española fuera retratada en la literatura de forma magistral con el ‘Lazarillo de Tormes’, parece que la jeta de muchos no ha hecho sino crecer de forma exponencial desde entonces. Solamente así puede entenderse, por decir algo, la manera en la que algunos coruñeses han intentado usurpar los asientos destinados para personas de movilidad reducida (PMR) durante los conciertos de las Fiestas María Pita. Así consta ya en una denuncia remitida al Ayuntamiento por parte de Yésica Val, invidente y creadora del Movemento Tolleito, una asociación que vela por mejorar la movilidad en la ciudad.
El relato es para dejar de creer en la bondad de las personas. “El otro día fui a ver a Bonnie Tyler; llegué 15 minutos antes y ya no había sitio”, explica. “El año pasado, por ejemplo, empezaron a pedir los carnés porque había gente que entraba con falsas muletas y escayolas de mentira, así que ahora controlan quién entra y quién no”, agrega. De hecho, la propia denunciante tuvo que enseñar el bastón para dar fe de su condición. “Se cuela gente que no le corresponde, así que pusimos una reclamación al Ayuntamiento para que amplíen la zona. Hay que tener en cuenta que son unas 50 plazas y en A Coruña somos muchos tolleitos”, recuerda en referencia al término que utiliza para los “chosquiños y tullidos”.
Los asientos reservados para personas de movilidad reducida los utiliza gente con dicapacidad visual, en silla de ruedas o con síndrome de Down, entre muchos otros. Sin embargo, por si todavía alguien no entiende lo que supone para algunos de ellos, Yésica Val lo ilustra así: “No soporto las aglomeraciones y me pongo en esa zona para sentirme protegida. Como soy bajita, que me empujen y me hagan sentir como en un ascensor me agobia un poco. Hay gente que prefiere bailar, pero le quitas a las sillas de ruedas la visión”.
Una de las soluciones más inmediatas, y que ya ha sido remitida vía registro al Gobierno local, pasa por crear un sistema de reservas previas para tener una previsión del número de sillas que se necesitan. Eso, y que los caraduras se vayan donde les corresponde.