Las altas temperaturas provocaron durante toda la jornada del miércoles muchos coruñeses acudieran en masa a las playas. Unos 25 grados en una ciudad no demasiado acostumbrada a semanas enteras de cielos despejados provocaron que muchos acudieran como pollos al Matadero. Literalmente.
La playa que se sitúa al lado del antiguo espacio de sacrificios cárnicos es una de las favoritas de los jóvenes y coruñeses de mediana edad (los que antiguamente se citaban en las terceras del Orzán) y se queda pequeña con cierta frecuencia. Esta vez el causante fueron las mareas altas, que al filo de las 16.30 horas dejaron sin apenas espacio para tender la tumbona o la toalla a los usuarios. Hubo un momento en el que no cabía un alfiler y muchos empezaron a buscar acomodo en las rocas o la subida que va al Paseo Marítimo, una zona que habitualmente monopolizan los amigos del bronceado más intenso. “Parecemos os fodechinchos cando aparcan na Costa”, ironizó un joven mientras reubicaba por tercera o cuarta vez su toalla. Muy cerca, disfrutaba de una tarde de sol a la coruñesa el vimiancés y muy deportivista Martiño Rivas.
La marea comenzó a bajar alrededor de las 17.00 horas y se produjo otro clásico de los arenales coruñeses cuando la pleamar da un respiro: la arena mojada dio paso a amplias pachangas de fútbol, mientras entre los que buscaban acomodo para tumbarse al sol ya no tenían que pedir perdón al 'vecino'. Son cosas del balcón del Atlántico que no dudaron en llevarse como recuerdo en su móvil varios de los turistas que habían elegido el Matadero para pasar la tarde.