Un siglo desde la primera piedra de la vieja cárcel de A Coruña: “Hacía un frío de carallo”

El antiguo edificio lleva años de abandono sin que las autoridades se pongan de acuerdo en cómo rescatarlo
Un siglo desde la primera piedra de la vieja cárcel de A Coruña: “Hacía un frío de carallo”
Aspecto actual de la cárcel, donde se aprecia su abandono / Javier Alborés

Hay hitos tan antiguos que parece que siempre han estado allí, pero la historia da fe de lo que la memoria no guarda recuerdo: hoy hace justo cien años que se puso la primera piedra de la vieja cárcel provincial. El penal se instaló en la zona norte de la península coruñesa, más ventosa, y precisamente por eso aún deshabitada. Los presos eran los únicos vecinos de aquel lugar frente al océano Atlántico. Ahora, un siglo después, la vieja cárcel es el único lugar de la península que no está habitado. En realidad, lleva abandonado del todo desde 2009 y, a este paso, no resistirá otros cien años. Las señales de abandono saltan a la vista: malas hierbas y óxido devoran el inmueble.  

 


Como señala el profesor de Arquitectura Fernando Agrasar, el inmenso edificio fue uno de los primeros ejemplos de modernidad que se diseñaron en A Coruña, pero se basa en un modelo de cárcel del siglo XIX, con una estructura panóptica (con dos ejes cruzados) en el que los guardias controlaban a los presos desde el centro. Aunque la cárcel no se pueda catalogar como una joya patrimonial, los arquitectos la consideran interesante.

 

Imagen editada
Estado de la prisión en 1927, el año en que se inauguró, con la Torre de Hércules al fondo  / ARCHIVO EL IDEAL GALLEGO


Como todos los edificios no residenciales (cementerios, cuarteles, fábricas, matadero), se localizó en la península. Monte Alto no comenzó a aparecer hasta 1930, precisamente porque nadie quería vivir allí. “Su posición ahora es muy interesante, frente a la cala de As Lapas y la vista de la Torre de Hércules. Se encuentra en un desuso muy lamentable”, reconoce Agrasar. “Rehabilitarla costaría muchísimo dinero y, cuánto más tiempo pase, más. La rehabilitación de los edificios pasa por cuidarlos a lo largo del tiempo, pero ahora ya nos encontramos con una estructura muy deteriorada y unos muros muy agredidos, cubiertas caídas... Hay que gastar un dinero muy importante”, advierte el arquitecto. Y no solo eso: lo más caro de una reforma son las instalaciones. “Las condiciones de vida eran durísimas, no había calefacción, los servicios eran mínimos y nadie se daba una ducha caliente”.


De eso algo sabe otro profesor, Manuel Monge, que estuvo preso en 1973 en la cárcel por su militancia política. Cuando habla de los compañeros que hizo en esa época, militantes como él, se le nota cierta nostalgia en la voz. “El trato era correcto –señala–pero en diciembre hacía un frío de carallo. Pasábamos el tiempo en la sala de lectura, pero comodidades, ninguna”. Monge aprecia más la cárcel de Basauri, donde a los presos les enviaban  pescado fresco. “Comíamos como Dios”, asegura. 


Él piensa que debería convertirse en un gran centro de actividades culturales, al mismo tiempo que se utiliza para conservar la memoria de lo que fue, “un centro de represión”. En 2011, realizaron un acto con los antiguos presos, recordándolo. Entonces colocaron una placa, que ya no existe. De hecho, el Instituto José Cornide va a pedir que todo el entorno de la cárcel (Punta Hermina, Campo da Rata) sea declarado  Lugar de Memoria Democrática.


En el olvido

Pero, de momento, la vieja prisión sigue sumida en el olvido. La última noticia se remonta a noviembre del año pasado, cuando una sentencia judicial anuló el convenio que existía entre el Ayuntamiento y el Siepse (Sociedad de Infraestructuras y Equipamientos del Estado). 


El alcalde Francisco Vázquez había llegado a una acuerdo por el que la ciudad cedía terreno a Instituciones Penitenciarias para construir el Centro de Inserción Social Carmela Arias y 1,2 millones de euros. A cambio, se quedaba con la vieja cárcel. Parecía sencillo, pero no fue así. Primero, porque el Ayuntamiento no llegó a pagar ese dinero; y segundo, porque había muchas voces que señalaban que la vieja prisión se había construido sobre terreno municipal y lo justo es que revirtiera a este sin pagar. 


En medio de este tira y afloja, se consiguió abrir la instalación gracias a la iniciativa ciudadana Proxecto Cárcere en 2018, pero cerró meses después. Desde entonces, excepto algunos okupas,  nadie ha visitado la prisión, que parece estar viviendo su propia condena.

 

Cronología

1925
Primera piedra. Se construye siguiendo el modelo francés. El proyecto es de Juan Álvarez de Menzoza 

 

1927
Inauguración. Podía acoger casi 300 internos  y albergó a delincuentes comunes y a presos políticos

 

1998
Cierre. La nueva cárcel de Teixeiro dejó obsoleta a esta instalación, abierta para tercer grado hasta 2009 

 

2005
Convenio. El alcalde Francisco Vázquez firma un acuerdo con el Estado para hacerse con la cárcel provincial 

 

2018
Reapertura. La iniciativa ciudadana Proxecto Cárcere logra abrir la prisión al público durante unos meses 

 

2024
Sentencia judicial. Un nuevo dictamen anula el convenio por el que litigaban el Gobierno local y el Estado 

Un siglo desde la primera piedra de la vieja cárcel de A Coruña: “Hacía un frío de carallo”

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