El cantante, guitarrista y compositor Vieux Farka Touré alucinó con “la acústica del castillo de San Antón”. Llegado desde Mali y fiel a sus raíces de África Occidental no dudó un segundo en aprovechar la fortaleza del siglo XVI, como pocos artistas pueden hacer.
Aunque parezca raro, esta ubicación no suele ser utilizada para conciertos habitualmente, algo que los propios herculinos tildan de ser una pena, “me encantaría que se hiciesen espectáculos durante todo el año”.
La música del maliense, con influencias de blues, rock, jazz, pop y música latina, se coló por cada recoveco y el despliegue de acordes se hizo notar tanto dentro, como fuera del castillo.
Como la entrada era con invitación, las cuales se agotaron a los dos días de salir para los tres conciertos que se darán allí, muchos curiosos se acercaron, pero se quedaron con la miel en los labios, sin embargo no se fueron y se sentaron en los alrededores para poder escuchar al músico contemplando el mar.
Al igual que el miércoles, la segunda jornada también tuvo música en San Antón. Esta vez de la mano de Piers Faccini y Ballaké Sissoko. Su complicidad emanó desde el escenario y contagió a todos los presentes.
“Estamos muy contentos de compartir nuestra música con vosotros, al igual que nuestra amistad”, compartió Faccini, primero en castellano y después en italiano, su lengua materna. Sea como fuere, los asistentes entendieron su mensaje: las canciones son como puentes y su objetivo es encontrar el centro.
Esa conexión artística forjada lentamente a lo largo del tiempo, entre raíces mandingas y folk mediterráneo, no pasó inadvertida, al igual que “la buena acústica y el marco incomparable”. No todos los días se tiene la suerte de poder tocar dentro de una fortaleza.