La inteligencia artificial puede detectar la dislexia y la disgrafía en niños a través de su escritura

La Asociación de A Coruña de Dislexia, ACODIS, respalda el desarrollo de esta herramienta, pero insiste en que la tecnología debe ser una herramienta al servicio del profesional, no un sustituto
La inteligencia artificial puede detectar la dislexia y la disgrafía en niños a través de su escritura
Un niño realiza ejercicios durante una sesión de logopedia I CEDIDA

La dislexia y la disgrafía, trastornos del neurodesarrollo que afectan la lectoescritura, plantean desafíos significativos en el camino educativo de muchos niños. La detección temprana de estas dificultades es determinante para brindar un apoyo oportuno y maximizar el potencial de cada estudiante. 

 

En este contexto, la inteligencia artificial (IA) emerge como una herramienta prometedora, capaz de analizar la escritura con una precisión y eficiencia sin precedentes. Así lo ha demostrado un estudio pionero liderado por investigadores de la Universidad de Buffalo, en el que han utilizado la IA para facilitar la detección temprana de la dislexia y la disgrafía en niños de primaria. 

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Este avance abre un nuevo horizonte en la identificación de estos trastornos, aunque su implementación efectiva requiere una mirada integral que combine la tecnología con la experiencia clínica y el conocimiento profundo de los profesionales.

 

Esta innovadora investigación se centra en desarrollar una herramienta de diagnóstico más accesible y eficiente, que supere las limitaciones de los métodos tradicionales, a menudo costosos y que requieren una inversión considerable de tiempo.

 

Formación, precisión y coherencia

El sofisticado sistema de IA implementado en Buffalo examina meticulosamente diversos aspectos de la escritura infantil. Esto incluye un análisis detallado de la formación individual de las letras, la precisión ortográfica empleada y la coherencia en la organización general del texto. 

 

El objetivo primordial es identificar patrones sutiles que puedan servir como indicadores tempranos de estos trastornos del neurodesarrollo.

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Detalles de la investigación sobre dislexia y disgrafía realizada por la Universidad de Buffalo I UNIVERSIDAD BUFFALO

El estudio, cuyos hallazgos han sido publicados en la revista especializada SN Computer Science, subraya la trascendental importancia de una detección precoz. Una intervención y un apoyo oportunos pueden marcar una diferencia significativa en la trayectoria académica y personal de los niños afectados. 

 

En este sentido, los investigadores han establecido una estrecha colaboración con educadores y terapeutas experimentados para asegurar que los modelos de IA desarrollados sean prácticos y fácilmente integrables en el entorno del aula.

 

Estos modelos avanzados analizan una amplia gama de parámetros de la escritura. Se evalúa la velocidad de escritura, la presión ejercida sobre el papel o la tableta, los movimientos específicos del bolígrafo, las dimensiones de cada letra y el espaciado entre ellas. 

 

Además, el sistema no se limita a los aspectos motores y visuales, sino que también profundiza en el análisis de factores cognitivos cruciales como la gramática y la riqueza del vocabulario utilizado. La conversión de la escritura a texto permite identificar con precisión errores ortográficos comunes y las problemáticas inversiones de letras, características frecuentes en niños con dislexia y disgrafía. 

 

El objetivo final de este proyecto es crear una herramienta de evaluación integral que combine todos estos análisis detallados para robustecer y acelerar el proceso de diagnóstico temprano de la dislexia y la disgrafía.

Mujer haciendo logopedia con un nino en su clinica

Este ambicioso trabajo se enmarca dentro de las actividades del Instituto Nacional de IA para la Educación Excepcional de EEUU, una organización de investigación de vanguardia liderada por la Universidad de Buffalo. 

 

Este instituto se dedica al desarrollo de sistemas de inteligencia artificial diseñados específicamente para la identificación y el apoyo de niños pequeños que presentan trastornos del procesamiento del lenguaje. Para llevar a cabo la investigación, se recopilaron muestras de escritura tanto en formato tradicional (papel) como digital (tableta) de estudiantes de primaria en la localidad de Reno, lo que permitió a los investigadores trabajar con una muestra diversa y representativa.

 

La detección temprana de estos trastornos del neurodesarrollo se revela como un factor crítico para garantizar que los niños reciban la intervención especializada que necesitan en una etapa fundamental de su desarrollo. 

 

Un apoyo temprano y adecuado puede mitigar significativamente el impacto negativo que estas condiciones pueden tener en su aprendizaje, su autoestima y su desarrollo socioemocional. El horizonte que persigue esta investigación es, por tanto, agilizar y optimizar los procedimientos de detección de la dislexia y la disgrafía, al mismo tiempo que se busca democratizar el acceso a estas valiosas herramientas, especialmente en aquellas áreas que históricamente han estado desatendidas en este ámbito.

 

Desmontando creencias erróneas

Para Emma Fernández, logopeda y presidenta de la Asociación de A Coruña de Dislexia (ACODIS), uno de los principales desafíos actuales es "la persistente creencia errónea de que las dificultades en la lectoescritura no pueden detectarse hasta que el niño alcanza los 7 u 8 años, momento en el que supuestamente ya ha adquirido estas habilidades". 

 

Sin embargo, la evidencia científica actual respalda la idea de que la conciencia fonológica y la velocidad de denominación son predictores importantes de posibles dificultades posteriores en la lectoescritura. 

 

La conciencia fonológica, definida como la capacidad de manipular mentalmente sonidos, sílabas y palabras, y de comprender que tienen un inicio y un fin, se trabaja desde la Educación Infantil. Por lo tanto, las dificultades en su adquisición pueden ser un indicativo temprano de futuros problemas en el aprendizaje de la lectoescritura.

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Emma Fernández, presidenta de ACODIS, imparte un taller en la asociación I CEDIDA

En relación con el uso de la inteligencia artificial para analizar la escritura, Emma Fernández considera que es un recurso valioso, pero subraya la importancia de que siempre esté supervisado por un profesional. En su opinión, la IA no debe sustituir el trabajo del especialista, sino complementarlo y enriquecerlo.

 

La presidenta de ACODIS confirma la relevancia de los factores analizados en el estudio (velocidad, presión, formación de letras, ortografía, etc.) para la detección temprana. 

 

Sin embargo, añade otros aspectos que considera importantes, como la pinza tridigital dinámica (la forma de coger el lápiz), la asociación entre el nombre y el sonido de la letra con cada trazo, el ajuste a la pauta, la escritura de palabras y pseudopalabras, el tiempo empleado en la escritura, la ansiedad asociada, la conciencia de la dificultad al escribir y el rechazo a la escritura.

 

Integración de la IA en el proceso educativo

Al abordar la posible integración de una herramienta de detección basada en IA en las escuelas o clínicas, Emma Fernández señala como principal barrera la falta de recursos humanos, es decir, de personal especializado en el uso de esta tecnología. 

 

Advierte de que las elevadas ratios de alumnado dificultan la implementación de nuevas técnicas por parte del profesorado, que en muchos casos ya tiene dificultades para aplicar las medidas recogidas en los protocolos de actuación. Además, destaca la necesidad de formación adecuada para el personal.

 

Plasticidad neuronal y aprendizaje significativo

La logopeda coruñesa enfatiza la importancia fundamental de la intervención temprana en casos de dislexia, respaldada por la comunidad científica por su aprovechamiento de la plasticidad neuronal. No obstante, señala una contradicción entre la defensa de la precocidad por la plasticidad neuronal y las reticencias a intervenir hasta los 7 u 8 años, junto con el diagnóstico formal. 

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En este sentido, propone que la intervención temprana comience en la Educación Infantil, centrándose en la conciencia fonológica a través de la oralidad y el juego, para fomentar la curiosidad por el aprendizaje y evitar el rechazo posterior. Subraya que la precocidad es importante siempre que la intervención sea de calidad, pero también reconoce la eficacia de la intervención en edades posteriores, aunque con diferencias en el proceso de aprendizaje.

 

La IA en diferentes etapas y dificultades

Emma Fernández considera que la tecnología de IA podría ser útil para la detección de la dislexia en etapas posteriores de la vida y para identificar otras dificultades de aprendizaje. Destaca la importancia de la colaboración entre el niño/a y el terapeuta en estas etapas y la necesidad de atender a la población juvenil-adulta que no tuvo la oportunidad de ser diagnosticada en su momento.

 

Ante la sospecha de dificultades en la lectoescritura, recomienda a las familias que confíen en su intuición y consulten con un profesional ante la mínima duda. Menciona algunos signos de alerta, como la falta de ritmo en el aula, la dificultad para aprender y reproducir secuencias, la dificultad para separar en sílabas, la dificultad para escribir el nombre propio, la dificultad para aprender las vocales, la ansiedad o el rechazo ante la lectoescritura. 

 

A los educadores, les aconseja apoyarse en los protocolos y en sus compañeros, derivar a orientación cuando sea necesario y buscar la colaboración de asociaciones como ACODIS. Subraya que la ausencia de diagnóstico no implica la ausencia de dificultad y que es deber de la comunidad educativa y sociosanitaria intervenir ante cualquier dificultad detectada.

 

En cuanto a la IA, Fernández aboga por la investigación en cada idioma, dada la importancia de las variantes fonéticas y las correspondencias fonema-grafema en el aprendizaje del código alfabético. Considera que los resultados de una investigación no son generalizables a todas las lenguas y que la IA será una herramienta valiosa para el seguimiento, aunque se requiere más investigación en este campo.

Profesor y nina sonriente de vista lateral

El estudio de la Universidad de Buffalo abre un camino fascinante hacia la transformación de la detección temprana de la dislexia y la disgrafía. Sin embargo, como bien señala la experiencia de Emma Fernández y ACODIS, la tecnología, por avanzada que sea, no es una solución aislada. Su valor reside en su capacidad para integrarse en un enfoque que priorice la experiencia clínica, la colaboración interdisciplinaria y la atención individualizada a cada niño.

 

Un diagnóstico eficaz exige un esfuerzo concertado. Requiere desterrar falsas creencias sobre los tiempos del aprendizaje, potenciar la formación de los educadores, dotar a las escuelas de recursos adecuados y escuchar atentamente tanto a la ciencia como a la intuición de las familias. 

 

La IA puede ser un aliado poderoso en este proceso, pero su implementación exitosa depende de la capacidad para construir puentes entre la innovación tecnológica y la sabiduría práctica de los profesionales, con el bienestar y el desarrollo integral del niño en el centro de las acciones. El futuro de la detección y el abordaje de la dislexia se vislumbra, por tanto, como un futuro de colaboración, investigación continua y compromiso con el potencial individual.

La inteligencia artificial puede detectar la dislexia y la disgrafía en niños a través de su escritura

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