La Fe Coruñesa, Sastrería Iglesias o Aniceto son nombres de comercios tradicionales que han desaparecido de las calles de A Coruña. Su actividad cesó hace años y ya solo están presentes en la memoria de los más veteranos y en antiguos letreros. Tras su cierre, estos bajos comerciales han albergado a otros inquilinos.
La Fe Coruñesa es prueba de ello. Esta tradicional chocolatería de Riego de Agua fue inaugurada en 1926. Cerró sus puertas hace cinco años tras la crisis del coronavirus. Hoy este establecimiento tiene nueva vida de la mano de la cadena de tiendas Parada Dulce, dedicada la venta de chucherías, frutos secos, helados y regalos dulces. La Fe Coruñesa sigue presente en un cartel colocado en una pared del local.
Sastrería Iglesias fue un negocio familiar desde 1864, que primero se estableció en la calle Herrerías y que después se trasladó a la calle Riego de Agua. Inicialmente se especializó en uniformes militares y posteriormente en todo tipo de arreglos textiles. Funcionó hasta 2012, cuando su dueño decidió jubilarse. En la actualidad este espacio está ocupado por Alda Alborán Rooms.
La Gran Antilla, un clásico de Riego de Agua, fue una de las pastelerías más icónicas de la ciudad. Abrió en 1901 y fue víctima del coronavirus en 2020, cuando cesó su actividad. Regresó en 2023 reconvertida en un local de hostelería, Casa Pepita. Conserva un gran rótulo en la fachada.
La Farmacia Europea abandonó en 2007 su histórico local de la calle Real (se había instalado en el año 1929) para trasladarse a otro bajo en Orillamar. En la actualidad hay un local de hostelería cuya temática se centra en la magia, La Botica Encantada. Permanece cerrado, según anuncia el establecimiento.
Bazar de Pepe fue una histórica juguetería de la calle Real que empezó su andadura en 1929 y cerró sus puertas en 2018. Este local ahora tiene un nuevo inquilino: la Farmacia Villar, que se trasladó desde el establecimiento situado al lado.
El ultramarinos Aniceto Rodríguez cerró en 2012 tras 132 años de actividad debido a la jubilación de su propietario. Este bajo alberga nueva actividad gracias al restaurante Cantón 23.