El acuerdo arancelario entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos (EEUU) suscitó este lunes opiniones enfrentadas entre los países europeos: mientras abundan quienes, con sus ‘peros’, matices y sin entusiasmo, celebran el pacto para evitar así una “escalada” comercial, también hay quienes lo ven como un acto de “sumisión” ante Donald Trump.
Así se pronunció el primer ministro francés, François Bayrou, que se refirió al pacto alcanzado entre la UE y EEUU como el “acuerdo Von der Leyen-Trump”, personalizándolo así entre el presidente estadounidense y la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen.
“Es un día oscuro en el que una alianza de pueblos libres, unidos para afirmar sus valores y defender sus intereses, se resigna a la sumisión”, señaló Bayrou un día después de que Trump y Von der Leyen anunciaran un acuerdo arancelario que fija un gravamen del 15% a las importaciones de una gran mayoría de productos europeos, incluidos los automóviles, los productos farmacéuticos y los semiconductores, frente al 30% que Washington amenazaba con aplicar.
El acuerdo también contempla compras comunitarias de energía y equipamiento militar estadounidense, una de las razones que llevó al primer ministro de Hungría, Victor Orban, a criticar a Von der Leyen, a quien Trump “se comió de desayuno” en la negociación.
Orban, una de las voces más críticas, sostuvo que el acuerdo es desfavorable para la UE y “peor” que el negociado por Londres con Washington.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, valoró el “esfuerzo” realizado por la CE y la “actitud constructiva y negociadora” de Von der Leyen. “En todo caso respaldo ese acuerdo comercial, pero lo hago sin ningún entusiasmo”, resumió Sánchez.
En una línea similar, a la espera de conocer “todos los detalles”, el primer ministro belga, Bart De Wever, dijo que “este es un momento de alivio, no de celebración”. Los aranceles aumentarán en varias áreas y algunas cuestiones clave siguen sin resolverse”, indicó De Wever.
El canciller alemán, Frederich Merz, calificó de positivo llegar “a un consenso” evitando así “una innecesaria escalada en las relaciones comerciales transatlánticas”, lo que “habría afectado gravemente a la economía alemana” pero esta, la principal de la UE y dependiente de las exportaciones, recibió mayoritariamente de forma crítica el acuerdo, con advertencias de la industria, sobre todo, la automovilística.
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, sostuvo que la base del 15%, si incluye la base anterior de los aranceles, que era de un 4,8% de media, es “sostenible”, aunque recalcó que “habrá que estudiar los detalles”.
El primer ministro en funciones de Países Bajos, Dick Schoof, instó a finalizar “lo antes posible” un acuerdo “crucial”. Aunque defendió que “habría sido mejor no tener aranceles”, dijo que el acuerdo “aporta mayor claridad a nuestras empresas y mayor estabilidad a los mercados”.
“Claridad y previsibilidad” fueron las palabras del primer ministro irlandés, Micheal Martin, para valorar un pacto “bueno para las compañías, los inversores y los consumidores”, mientras que el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, celebró el “buen resultado” de las negociaciones.