Si un extraterrestre aterriazase en O Castrillón y hubiera que explicarle por qué cada vez más vecinos consideran una de las citas del año ponerse detrás de una valla a ver cómo media docena de empresarios prueban medio centenar de tortillas, seguramente cortocircuitaría. Puede que en el barrio aún exista aquel sentimiento de la abuela gallega de toda la vida, que disfrutaba viendo comer a los demás. O también puede considerarse algo así como el seguimiento de la creación de buena parte de ellos. Porque al menos 54 personas tenían interés en ser coronado ‘mejor tortillero’ en la XVI edición del concurso de la especialidad. El honor recayó sobre Luis Fernández Gende, un transportista jubilado, vecino de la zona, y cuya creación es sincebollista y de proximidad, pues las patatas son cosa de Frutas Esteban y de huertas del entorno.
Si nos ponemos académicos, para considerar el acto central de las fiestas una romería, tendría que ser un “viaje o peregrinación por devoción”, o bien una “fiesta popular que, con mariendas, bailes, etc, se celebra en el campo inmediato a alguna ermita o santuario el día de la festividad del local”. Por lo tanto, se ajusta casi a rajatabla. Desde una hora antes del inicio los curiosos se apiñaron en las primeras filas. Tiene truco y explicación: ellos serían los primeros en el reparto de pinchos posterior. Justo enfrente, un vecino intenta convencer a los dueños del Bar Curtis para apuntarse a última hora. “O que queira levar a tortilla que a leve na barriga”, bromea la dueña.
A las 18.30 horas se cerró el proceso de inscripción con 54 participantes, más que nunca. Puede decirse que lo único que pone de acuerdo a los políticos es una tortilla. Entre los asistentes conviven y bromean representantes de todos los colores. Para entonces los asistentes son ya cientos, las televisiones apuran las conexiones en directo y las cámaras, aficionadas y profesionales, apuntan a las 54 ruedas, que van del amarillo intenso al más pálido. Catarlas y decidir le corresponde a Álvaro Gantes (Árbore da Veira); Carlos Gayoso (El de Alberto); Chisco Jiménez (Culuca); Gorka Rodríguez (Pulpeira de Melide); Juan Crujeiras (Bido) y Pepe Vázquez (O Secreto). “¿Cómo va la nuestra?”, le pregunta un padre a un hijo. Después de 15 minutos, uno de los miembros del jurado alza la bandera blanca: “Estoy empachado”.
De las 54 pasan 10 a la mesa final, y es ahí donde los profesionales tienen que probar y reprobar hasta discutir. Finalmente, Susana Blanco Alfonsín se llevó el tercer premio (virandeira y vale de compra en Gadis de 50 euros); José Villaverde el segundo (virandeira y vale de compra de 100) y Luis Fernández Gende superó el bronce de hace dos años y se proclamó tortillero mayor del barrio (virandeira y vale de compra de 150 euros). “Mis nietos siempre me la piden para las fiestas y los viajes con sus amigos”, reconoce. Ahora, ese secreto ya es cosa de todos. Y, para bajar las tortillas, por la noche Tam Tam Go! hizo bailar a miles de personas.