A la vista de los acontecimientos de los últimos tres años, el cartel de las fiestas de Novo Mesoiro bien podría ilustrarlo aquel personaje al que dio vida Paco Martínez Soria en el año 70: Don Erre que erre. Y es que a determinados e insistentes pocos barrios y grupos vecinales superan al de la periferia donde, tras renunciar a pedir la subvención municipal y dar por hecho que no habría fiestas, un empresario acaba de sacarse de la manga el primer Son de Mesoiro. 

Se trata de un festival que se celebrará entre los días 28 de agosto y 1 de septiembre, exactamente las fechas en las que se enmarcarían los festejos tradicionales. No faltará absolutamente de nada: atracciones, foodtrucks, orquestas o fiesta de la espuma, entre otras muchas actividades. Ni siquiera faltará la tradicional 'mejillonada' del jueves, a la que se sumarán todos los locales de hostelería y comercios del entorno.

Responsable

A Ramón Viñas, un empresario residente en Novo Mesoiro, podrían denominarle perfectamente 'El chico que salvó las fiestas', parafraseando a aquel que hizo lo propio con las navidades en la ficción de Netflix. De su bolsillo han salido por adelantado entre 15.000 y 18.000 euros, más o menos lo que hubiera correspondido al barrio de haber contado con el Ayuntamiento. "Me han metido en este jardín", bromea alguien que, por otra parte, está acostumbrado a meterse en este tipo de entuertos. 

Su empresa Mon Services ya ha sido la elegida por varias agrupaciones de residetes, así como por comisiones de As Pontes, Guitiriz, Culleredo o Cambre. "Me dedico a esto y vivo en el barrio, por lo que muchos comerciantes llevan un mes y medio anticipando que no habría fiestas, que no se había solicitado nada al Ayuntamiento", explica. "Lo que no sé, sin ánimo de polemizar, es por qué no se ha hecho. Desde mi punto de vista como vecino me parecía absurso", añade.

Hay que tener en cuenta que, pese a que la motivación de Viñas es no dejar ni sin fiestas a sus vecinos, son únicamente las asociaciones las destinatarias de las ayudas. Por lo tanto, su bolsillo es el que paga esta fiesta. "No sé si lo voy a recuperar o a pegarme el tortazo, porque hay mucho que facturar", apunta. 

La realidad es que, por tercer año consecutivo, Novo Mesoiro tendrá unas fiestas con divorcio total entre vecinos y Ayuntamiento y que, gracias a una iniciativa individual, finalmente sí habrá festejos. Eso sí, el Gobierno local ayudará en la logística y con los permisos y, a fin de cuentas, serán los vecinos quienes decidan hacerlas rentables o no con su presencia.