Cuando los analgésicos no funcionan: “Un 65% de los lesionados medulares tienen dolor neuropático”

Antonio Montoto, médico del Chuac, habla de secuelas más allá de la movilidad que condicionan en gran medida la calidad de vida de los pacientes
Cuando los analgésicos no funcionan: “Un 65% de los lesionados medulares tienen dolor neuropático”
Antonio Montoto, en el Hotel Attica21 que acoge el Congreso Paraplexia 2025 / Carlota Blanco

Las secuelas más invisibles de la lesión medular, como el dolor neuropático, son todavía unas grandes desconocidas, incluso dentro del propio colectivo sanitario. Antonio Montoto, médico especialista del Chuac, habla de ellas con motivo de la celebración del Congreso Paraplexia 2025, que termina este viernes.

 

¿Qué diferencia el dolor neuropático de otro tipo de dolores?
Se suele manifestar como sensación de corriente eléctrica, de hormigueo constante, de calambres, a veces sensación de frío o calor… Aproximadamente un 55 o un 65% de los pacientes con lesión medular tienen dolor neuropático. Generalmente, es un reto clínico no solamente por su alta prevalencia, sino por la complejidad del tratamiento y por el impacto profundo en la calidad de vida de los pacientes.

 

¿Se mitiga con fármacos?
El dolor neuropático en la lesión medular se produce porque hay una alteración de la conducción nerviosa, de los estímulos que viajan por la médula espinal, y entonces se producen sensaciones extrañas. Se pueden utilizar fármacos, pero diferentes a los que damos para tratar cualquier tipo de dolor, que son los analgésicos convencionales.

 

¿Cuáles si funcionan?
Normalmente se aborda con los fármacos de primera línea, que son medicamentos antiepilépticos. También se puede utilizar algún opioide. Hay uno en concreto, el Tramadol, que se ha demostrado que tiene mayor evidencia de eficacia.

 

"La lesión medular es una enfermedad rara y muchos desconocen sus secuelas"

 

¿Qué otras alternativas terapéuticas tiene?
La terapia intratecal, que es colocar un catéter próximo a la médula espinal e infundir medicación a través de un dispositivo que llamamos bomba y que se coloca a nivel subcutáneo en la zona abdominal.  

 

¿Se lleva tiempo usando?
Sí, pero la particularidad que abordamos en el congreso es un fármaco, el ziconotide, que a pesar de que está aprobado en EEUU y por la Comisión Europea –en el año 2004 y 2005, respectivamente–, hasta hace poco no estaba disponible en España.

 

En lesión medular hay secuelas más allá de la movilidad.
Sí. Las secuelas viscerales más importantes son la vejiga y el intestino neurógeno. Es decir, cuando se tiene una lesión medular el paciente pierde el control voluntario sobre la función de la micción y de la defecación. En una lesión medular, lo más llamativo para el público es la rehabilitación motora, tratar de que los pacientes vuelvan a caminar. Pero las secuelas, tanto a nivel de la vejiga o del intestino, son muy importantes y condicionan muchísimo la calidad de vida de los pacientes.

 

¿Cree que la lesión medular es una patología desconocida?
Sí, porque teóricamente hablando es una enfermedad rara. Si hablamos de la lesión medular traumática, la incidencia que tiene es mucho menor que la de las enfermedades raras. No a nivel científico, pero sí en cuanto a su prevalencia. El que sea una enfermedad con una incidencia tan baja lógicamente condiciona el hecho de que, no solamente los pacientes, sino muchos profesionales del ámbito sanitario desconozcan cuáles son las secuelas viscerales.

 

¿Cómo ve el futuro de la especialidad?
Nuestra especialidad ha cambiado muchísimo en los últimos años. Hace treinta y tantos años, cuando yo era residente, prácticamente no había proyectos de investigación que buscasen una cura de la lesión medular traumática. A día de hoy, hay muchísimos en los que nosotros hemos participado y estamos participando activamente. Y se ha avanzado mucho en la rehabilitación y en la prevención. La prevención en la lesión medular es fundamental, tanto la prevención primaria, que es evitar que se produzca una lesión medular, como la secundaria, que es que una vez que se ha producido tenemos que poner los cuidados necesarios para que las secuelas sean las mínimas.

Cuando los analgésicos no funcionan: “Un 65% de los lesionados medulares tienen dolor neuropático”

Te puede interesar