Así fueron las primeras fiestas de María Pita que contó El Ideal Gallego: de la verbena a la huelga revolucionaria de 1917

Hace 108 años, el diario, nacido unos meses antes, contaba sus primeros festejos grandes del verano de A Coruña, que incluían desde verbenas y toros a tiro al pichón
Así fueron las primeras fiestas de María Pita que contó El Ideal Gallego: de la verbena a la huelga revolucionaria de 1917
Coro Cántigas da terra, participante en las fiestas de María Pita de 1917

"Al fin tendremos fiestas". Así empezaba la crónica de El Ideal Gallego del 27 de julio de 1917 sus líneas dedicadas a los festejos veraniegos principales de A Coruña, las fiestas de María Pita. Era la primera vez que el diario, nacido en abril de aquel mismo año, cubría las celebraciones. Pero, ¿cómo eran estas fiestas de hace 108 años?

 

Una de las principales diferencias con la actualidad es que no estaban organizadas directamente por el Ayuntamiento y con fondos municipales, sino que la inversión la recogía una comisión de fiestas a través del dinero dado por vecinos, sobre todo comerciantes y sociedades coruñesas.

 

Por lo que respecta al programa, en 1917 había corridas de toros, una gran verbena en la plaza de María Pita, batallas de flores, cucañas marítimas y terrestres, concurso de natación, sesiones de cine al aire libre, tiro al pichón, coso en los Cantones, fuegos artificiales y un concurso hípico de categoría "regional". A ellos se añadía la función del voto, que ahora ya se reserva solo para el Rosario, y "la excursión de los ferrolanos, que será el día 12, coincidiendo con una corrida en la que tomarán parte Angelete y Nacional".

 

Dentro del programa también se incluía el festival gallego organizado por el Centro Lucense, con fecha en el 5 de agosto. "Cuenta con elementos de tanta importancia como el muchas veces laureado Orfeón Gallego de Lugo, que bajo la batuta del ilustre Montes, gloria de Galicia y de España, alcanzó grandes triunfos", señala El Ideal. En este festival, precursor del certamen folclórico que cada año incluyen las fiestas, estaban también "contratadas las parejas de bailes regionales" y el último número estaría dedicado al "Himno de Galicia de los señores Pondal y Veiga, cantado por El Orfeón de Lugo y los coros, acompañados por la banda de música del regimiento de Isabel la Católica".

 

En este caso, los diarios de la época apuntan a que se trataba de un festival muy especial, que unía las ciudades de A Coruña y Lugo, hasta el punto de que desde la ciudad lucense llegaba un tren especial con "un enorme contingente de admiradores del orfeón y del coro Cántigas e aturuxos".

 

En este 1917 también se introdujo, según las crónicas de El Ideal Gallego, el concepto de celebrar "una gran semana". "Al contrario de lo de otros años que queriendo dar extensión a los festejos durante todo el mes de agosto transcurrían muchos días sin diversión alguna", señalaban. Así, las fiestas se fijaron para los días del 5 al 12 de agosto, ambos incluidos, comenzando con la función del voto.

 

Esta celebración, realizada en la iglesia de San Jorge, con la asistencia, entre otros, del acalde Puga y Parga, más conocido como 'Picadillo', llenó el templo de numeroso público "ávido de asistir a la religiosa ceremonia y de escuchar la elocuente palabra del señor Méndez Gaite, encargado de pronunciar el panegírico de la heroína coruñesa".

 

La verbena del 9 de agosto de 1917 fue animada, además de por la música, por "una bonita y bien combinada iluminación encomendada al buen husto y pericia del popularísimo y acreditado don Claudino Pita de Betanzos", o lo que es lo mismo, el artífice del Globo de San Roque betanceiro.

 

Y como la historia es cíclica, y a la lluvia no le gusta respetar grandes eventos en A Coruña -como pasó, por ejemplo, este fin de semana con los conciertos de Arde Bogotá e Il Divo-, la gran verbena estuvo pasada por una "menuda lluvia que, con alguna intermitencia, estuvo cayendo durante toda la noche". Esto hizo que "la iluminación a la veneciana" no luciese lo que era de esperar, ya que el agua arruinó la mayor parte de los farolillos. Sin embargo, esto no impidió que a primera hora sí se pudiese disfrutar del buen gusto de Claudino Pita "en la comunicación de colores y profusión de luces". La lluvia hizo que la música de la Isabel la Católica no fuese seguida hasta el final de la verbena por todo el público, que desfiló antes de que terminase la música, quedando solo "el elemento joven y bullanguero". Tampoco quedaron satisfechos de todo los dueños de los puestos de refrescos y bebidas instalados en la plaza, ya que no tuvieron las ventas previstas.

 

Otra de las grandes diferencias con respecto a las fiestas de María Pita actuales es la celebración de un campeonato de tiro al pichón, en el que, entre otros títulos se disputaba la copa de "S.M. el Rey", Alfonso XIII o un premio popular en metálico.

 

Y fue en aquel 12 de agosto de 1917 cuando se apagaron las rotativas de El Ideal Gallego. En un principio de siglo absolutamente convulso, no solo en España, sino también en Europa, A Coruña no se libró de las "algaradas revolucionarias" que pusieron en peligro al gobierno conservador de Eduardo Dato. Diez días después de último número del periódico, volvía a salir a las calles con un impactante titular, que ya nada tenía que ver con las fiestas "Principales sucesos ocurridos durante la semana anterior: fracaso de un movimiento revlucionario". La huelga revolucionaria de agosto de 1917, iniciada en el sector ferroviario pero seguida por la clase obrera general, irrumpió en el final de las fiestas de María Pita, pasando la ciudad de un estado de celebración a otro de preocupación en la que a la no circulación de trenes se unió el cierre de tiendas y cafés "en el radio de Monelos, La Gaiteira, Caballeros y demás barriada de Santa Lucía, hasta la Plaza de Orense" a partir de las diez de la noche. Con todo, "exceptuando algunos incidentes aislados y sin consecuencias, no ha habido por fortuna sucesos graves que lamentar, merced a las precauciones tomadas".

 

 

Así fueron las primeras fiestas de María Pita que contó El Ideal Gallego: de la verbena a la huelga revolucionaria de 1917

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