El desarrollo de la ciudad se realiza a costa de un terreno que, aunque no está urbanizado, sí está habitado. El proyecto del Nuevo Chuac se encontró con la resistencia de los vecinos, que no querían ser expropiados, y lo mismo ocurre con Monte Mero, donde los residentes se ha agrupado en una plataforma que piensa presentar numerosas alegaciones al proyecto después de que se publicara el estudio de impacto ambiental. Su portavoz, Mónica Díaz, asegura que muchas viviendas podrían salvarse si tan solo se hicieran unos cambios menores en el plan.
“O estudo é todo o malo que esperábamos”, confiesa Díaz, que insiste en que hay muchas de las 38 viviendas unifamiliares que pueden integrarse fácilmente. “Hai unha zona verde onde temos casas, e unha zona verde que aparece como área para realoxar vivendas”. El documento actual menciona a los residentes, pero solo para señalar que se les reserva un lugar.
Critican que el estudio de impacto ambiental tiene carencias en el aspecto arqueológico
“O que non di é de onde imos sacar o diñeiro para construir as casas”, protesta Díaz. Se les expropiaría y con ese dinero tendrían que comprar una parcela y construir una nueva residencia, un gasto que muchos no pueden afrontar.
“O que está claro e que o estudo está feito dende un despacho e mirando Google Maps. Non pasaron por aquí a ver nada, porque si se pasaran, se darían conta de que moitas cousas non estan reflexadas”, opina. Por ejemplo, el hecho de que la Batalla de Elviña tuvo lugar en la zona, pero no se ha hecho ningún estudio arqueológico serio que permita encontrar restos del enfrentamiento entre tropas napoleónicas e inglesas.
Otro detalle que les llama la atención es que en esa zona, todos los propietarios tienen pozos, pero en el informe no se indica la existencia de aguas subterráneas: “Todavía estamos estudando o documento, as alegacións hai que presentalas ben argumentadas cousas que son de caixón. Deberían facer un estudio serio”.