Galicia, un territorio con "empatía social" para un millar de ucranianos

Galicia, un territorio con "empatía social" para un millar de ucranianos
Concentración de ucranianos en María Pita, en una imagen de archivo/AEC

Galicia no contaba con comunidad ucraniana hace tres meses cuando el inicio de la guerra y un gran ejercicio de "empatía social" la convirtió en un territorio amable para las personas refugiadas, que ya suman un millar acogidas entre muestras de solidaridad.


Daniel Bóveda (Vigo, 1986) es el responsable territorial en ACCEM Galicia y suma ya casi cien días de gestión de la crisis humanitaria derivada de la guerra en Ucrania.


Fue el 4 de marzo cuando la Unión Europea puso en marcha, por primera vez, la directiva de protección temporal que había sido creada en 2001.


"Sumamos ya tres meses de mucho aprendizaje. El balance como respuesta humanitaria es muy positivo. Las personas que huyen de la guerra pueden circular por los estados miembros y tienen facilidades para conseguir protección temporal. Comparado con otras causas, el balance es muy positivo", resume en una conversación con Efe Daniel Bóveda.


En Galicia los datos son claros: no existía comunidad ucraniana y ahora, según el Instituto Nacional de Estadística, son alrededor de mil personas.


Entre estas, 270 han pasado por los servicios de ACCEM, pero otras llegaron de otras formas y todas se asientan, poco a poco, en la Comunidad gallega.


No obstante, Daniel Bóveda reconoce que hay otros casos que han pasado por Galicia y han terminado en Oporto, en Portugal, donde hay una comunidad ucraniana fuerte, mientras que otras personas ya han regresado a su tierra.


"La expectativa de muchas personas es de volver. Ya hubo gente que volvió por una situación de cuidados, porque dejaron a personas mayores solas. Otras lo hicieron porque prefieren estar cerca de la frontera con Ucrania", añade.


Las personas que forman esa comunidad de un millar de ucranianos y ucranianas en Galicia se encuentran con una "empatía social" que les hace la vida más fácil y que "es muy importante en estos tiempos".


"Debemos tener una memoria colectiva de un pueblo migrante porque nosotros mismos tuvimos que recurrir mucho a la emigración. Eso hace que trabajemos la empatía social, que es clave frente al ruido del discurso del odio y el discurso xenófobo", desgrana.


Y esta gran respuesta social de los gallegos debe llegar, según explica Bóveda, a los casos de otras personas que se desplazan y que acaban en Galicia perseguidos en sus lugares de origen por su orientación sexual, por ser minorías étnicas o por cualquier otra razón.


"Nos debe servir como ejemplo y para aprender. Sabemos que el mundo tendrá otros conflictos, así que hay que aprovechar esta experiencia como aprendizaje", declara.


Hasta el momento, la adaptación de estas personas ucranianas es favorable porque hay "voluntad tanto política como social de respuesta a esta crisis" y se unen las entidades del tercer sector con las administraciones públicas y con las personas que aportan a nivel individual.


El perfil de las personas refugiadas son "madres y abuelas con niños y niñas" porque los hombres mayores de dieciocho años lo tienen muy complicado para salir del país.


Esto provoca que las entidades tengan que extremar las precauciones, pues son perfiles susceptibles de ser víctimas de trata, por lo que la protección se antoja fundamental.


Una vez llegan a Galicia, "la primera barrera es la idiomática, pero se están fomentando cursos de castellano y se trabaja con el objetivo de lograr la autonomía de estas personas".


Ya ha habido iniciativas empresariales que daban a las llegadas de Ucrania preferencia para acceder a puestos de trabajo y aquellas que dominan el idioma, han accedido al mercado laboral, mientras que otras optan por el teletrabajo.


A pesar de la buena acogida, incluso en sus domicilios, de la población gallega, Daniel Bóveda reconoce que a algunas familias se les acaban los recursos, una situación en la que ahora trabajan las entidades del tercer sector.


En cualquier caso, agradece y destaca el esfuerzo de todas esas personas que acumulan meses de apoyo y de cobertura solidaria, pues han sido clave para poder asentar a un millar de personas en Galicia lejos del terror. 

Galicia, un territorio con "empatía social" para un millar de ucranianos

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