Una concentración en Santiago pide que el 12 de enero sea el Día da Morte Digna

Una concentración en Santiago pide que el 12 de enero sea el Día da Morte Digna
Concentración por el Día da Morte Digna

Unas decenas de personas se han concentrado este viernes en la plaza del Obradoiro, en Santiago de Compostela, para pedir que el 12 de enero se reconozca como el Día da Morte Digna en Galicia.


En una jornada en la que se recuerda al tetrapléjico Ramón Sampedro (1943-1998), símbolo del derecho a decidir sobre la propia vida, el colectivo Dereito a Morrer Dignamente se ha concentrado con el objetivo de “avanzar hacia el reconocimiento institucional” de esta fecha.


Este colectivo busca que se respeten “los derechos de las personas y sus decisiones, atendiendo sus necesidades y respetando el dolor y el sufrimiento”.


Tras varios años en los que esta fecha ha sido conmemorada en la playa de As Furnas, en Porto do Son, lugar en el que Sampedro quedó tetrapléjico, la junta directiva de Dereito a Morrer Dignamente, al igual que el año pasado, ha traído sus reivindicaciones a la capital de Galicia, unas peticiones que también son apoyadas por distintas entidades asociativas e institucionales.


El acto ha contado con el respaldo de la alcaldesa de Santiago de Compostela, Goretti Sanmartín, y de la teniente de alcaldesa, María Rozas.


DMD Galicia insiste en su petición para que esta jornada se declare como Día da Morte Digna, pese a que el pasado mes de noviembre el PPdeG tumbó esta propuesta en el Parlamento gallego bajo el pretexto de que ya existe el Día Internacional de la Muerte Digna, que se celebra el 2 de noviembre.


Ramón Sampedro Cameán entabló una laboriosa batalla legal para conseguir que los tribunales garantizasen su derecho a una muerte digna sin sufrimiento físico. El primer español en pedir la eutanasia no lo consiguió para él.


Sampedro, que hablaba de sí mismo como una cabeza viva pegada a un cuerpo muerto, sufrió las consecuencias de una zambullida fatal en un arenal cercano a su casa.


Una dosis letal de cianuro y 45 minutos con sus últimos momentos fueron su adiós. "La vida es otra cosa", "no me salen las cuentas de la felicidad", son apenas dos de sus muchas reflexiones.


El veneno lo ingirió el 12 de enero de 1998. El accidente lo sufrió en 1968, cuando contaba 25 años.
Él abrió un debate. Y la ley, por la que tantísimo peló, tardó más de dos décadas en llegar.

Una concentración en Santiago pide que el 12 de enero sea el Día da Morte Digna

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