Después de muchas advertencias y de una larga campaña informativa que incluyó reparto de portabolsas para heces, el Ayuntamiento dio ayer comienzo a la campaña de multas para los dueños de animales que no recojan las heces ni diluyan sus orines. En total, no se multó a nadie. Es un comienzo flojo, incluso podría calificarse de decepcionante, pero hay que tener en cuenta que los agentes comenzaron a sancionar por la tarde. Queda por delante todo un verano en el que poder sorprender a los infractores en plazas y jardines.
Aunque este año el Ayuntamiento se ha comenzado a poner más serio en lo que se refiere a la lucha contra estas infracciones, estas no han superado las veinte multas en ningún mes. En enero, por ejemplo, fueron 17, y eso fue más que algunos años. En las estadísticas de la Policía Local referentes al año pasado, solo figuran seis sanciones por “molestias animales”. No se trata de una excepción: la Patrulla Verde realiza docenas de actuaciones al año con animales, pero las sanciones por dejar excrementos en la calle son una parte irrelevante dentro del total.
El uso de botellas para diluir los orines es obligatorio desde 2023, pero muchos ignoran esta normativa
Esta aparente impunidad de los dueños de canes irresponsables desespera e indigna a los vecinos. En contra de lo que pueda parecer, los excrementos de animales en la calle no son un asunto trivial: se han convertido en una de las principales quejas que tiene que escuchar el Ayuntamiento. Los concejales lo oyen a menudo cuando aparecen en cualquier acto publico. Los vecinos están hartos de que las calles de sus barrios estén marcadas por las deyecciones caninas.
La población canina de A Coruña ha crecido mucho en los últimos años y esto provoca que se generen cada vez más roces en la convivencia, aunque este año, el número de perros bajó por primera vez. En efecto: en enero estaban registrados 31.521 perros en A Coruña cuando el año pasado, por esas mismas fechas, el registro era de 400 más. En todo caso, una cifra nada desdeñable. Es por eso que la alcaldesa, Inés Rey, se ha visto obligada a prometer que multará “sin piedad” contra este “incivismo”.
CIFRAS |
31.251 mascotas |
10.000 portabolsas |
6 casos |
360.000euros |
Sin embargo, es más fácil decirlo que hacerlo. No es la primera vez que un Gobierno local promete ‘tolerancia cero’ con el desprecio a la normativa y acaba cediendo ante la dificultad que supone sancionar. Para empezar, los infractores recogen los excrementos en cuanto ven a un agente uniformado, así que es necesario hacerlo de paisano. Ahora, sin embargo, es más fácil sancionar: como recordó la concejala de Seguridad Ciudadana, Montserrat Paz, es posible multar a un dueño de animal que pasea con su mascota sin la preceptiva botella para diluir los orines.
Esta fue una de las novedades de la ordenanza de bienestar animal que entró en vigor en octubre de 2023. Sin embargo, el Gobierno local nunca ha anunciado que haya sancionado a nadie por ese motivo, a pesar de que la concejala de Medio Ambiente, Yoya Neira, reconoce que se trata de una infracción muy frecuente.
Las sanciones oscilan entre los 100 y los 500 euros, pero pueden llegar en algunos casos hasta los 30.000
En la nueva ordenanza el Gobierno local decidió endurecer los castigos. El texto refleja un endurecimiento, de sancionar con entre 30 y 300 euros a hacerlo entre los 100 y los 500. Según el texto, las más graves se saldarán con multas de hasta 30.000 euros, pero esto es solo para los reincidentes y, que se sepa, nunca se ha aplicado. Ahora que ha llegado el verano, y que la calle rebosan de personas y animales en un ambiente caluroso, el civismo es más importante que nunca. Y también una decidida actuación por parte de las autoridades.