Apenas un mes después de que el proceso de escucha entre las partes se diera por terminado, el Ayuntamiento ha activado lo que podría considerarse una nueva fase en el camino hacia la redacción de una nueva normativa para la hostelería y el ocio nocturno. Se trata de la primera mesa técnica, la consecuencia directa de los acuerdos, o la falta de ellos, de las dos primeras mesas de negociación (celebradas en marzo y mayo). Entonces, hasta cuarenta representantes del Gobierno local, el sector hostelero y los vecinos se sentaron en el Salón Azul de María Pita. Ahora serán únicamente especialistas jurídicos o técnicos, nombrados por cada una de las partes, los que saquen el bisturí e intenten llegar a un punto de encuentro entre la necesidad de trabajar a un cierto volumen y la de descansar. Será el próximo jueves día 12.
Algunos de los asistentes y representantes de las partes ya fueron adelantados por El Ideal Gallego en su crónica de lo sucedido de puertas hacia adentro el pasado 5 de mayo: Eva Arcos y Julio Riveiro por parte de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de A Coruña, José Luis Eiras y José López Balado en nombre de la Asociación para la Defensa de la Hostelería. En nombre de la Policía Local de A Coruña estarán Antonio Alfeirán y José Manuel Rico. María Gloria Montaña acudirá en nombre de Urbanismo.
Si bien de las dos mesas de negociación puede decirse que hubo más voluntad de entendimiento que acuerdos, las dos asociaciones de hostelería tienen varios puntos en común que les unirán en la defensa de su ejercicio: la desaparición de las zonas ZAS, asi como de los sonógrafos. La fórmula ideal que se adelantó entonces fue la creación de un grupo 1C, en el que el volumen podría alcanzar los 85 decibelios y que llevaría de la mano una inversión en insonorización, así como una posible partida para el refuerzo de los aislamientos en ciertas comunidades vecinales. Por su parte, la agrupación presidida por Xabi Barral, la de Defensa de la Hostelería, sugiere que ese aumento de 10 decibelios debe aplicarse a todos los grupos.
Por su parte, entre los vecinos, como ya indicó la presidenta de la Federación Luisa Varela, la bandera debe ser el descanso y una correcta convivencia. Curiosamente, el cierre de La Intrusa en febrero, al descubrirse que su sonómetro había sido manipulado, provocó una ola de movimientos que dieron en la convocatoria de la mesa de negociación por parte del Ayuntamiento. Casi tres reuniones después, el local de Torreiro ha vuelto a ser clausurado y precintado y su expediente sigue pendiente de resolución, al igual que aproximadamente una docena de casos semejantes.