Durante el apagón, los coruñeses fueron ejemplo de comportamiento cívico, ayudándose unos a otros y disfrutando del ocio fuera de casa de forma tranquila mientras la luz continuaba desaparecida. Sin embargo, en algunos locales de hostelería también vivieron la cara más amarga, con clientes que demostraron no saber empatizar con la situación. Aunque fue la excepción más que la regla, trabajadores de estos locales mostraron su indignación por haber sido sometidos a insultos y exigencias por parte de clientes.
Es el caso de un establecimiento de hostelería situado en la zona de María Pita, donde se tuvieron que enfrentar a varios consumidores que además de no respetar el momento del cierre, mostraron malas maneras e incluso llegaron a los insultos.
"Hubo un cliente que nos vio que ya estábamos barriendo para cerrar y se sentó directamente en la terraza y empezó a pedir de malas formas", asegura uno de los empleados del local. Otro de los momentos de tensión se vivió con un cliente que después de pedir un licor de hierbas, exigió saber su denominación de origen, y como el camarero no lo sabía empezó a insultarlo llamándolo "calvo de mierda" y diciéndole que debería dedicarse "a vender aguas".
"Nosotros fuimos el refugio de mucha gente durante el apagón", asegura, sintiéndose orgulloso de su trabajo, pese a que también estaban preocupados por sus familias y por asuntos como tener que volver a casa de noche y sin luz por las calles. Es por eso que se muestran tan dolidos por haber tenido que soportar a clientes que se comportaron con muy mala educación. "Había quien se enfadaba porque no nos poníamos a hacer café o porque su caña no estaba suficientemente fría, pero es que estábamos trabajando bajo mínimos. Ni si quiera les importaba que estuviésemos tropezándonos entre nosotros porque no veíamos, ni que hubiese que lavar todo a mano o que nos hiciésemos cortes porque al preparar las tapas íbamos a ciegas", rememora el camarero.
En su local les tocó vivir la peor cara del comportamiento durante el gran apagón del lunes 28 de abril, pero también reconoce que hubo gente que les echó una mano, incluso informándoles, como trabajadores del Ayuntamineto, que se acercaron a darles la poca información de las que disponían.