Los fumadores coruñeses se entregan a las marcas más baratas

Los fumadores coruñeses se entregan a las marcas más baratas
El número de cajetillas por fumador no ha disminuido de momento | Pedro Puig

Parecerse al hombre Marlboro, icono de estilo y masculinidad en la era analógica, sale cada vez más caro. La última subida de precios con el inicio del año ha elevado unos 25 céntimos el coste de la mayoría de cajetillas del mercado, lo que deja a las principales marcas cada vez más cerca de la frontera de los seis euros. Por lo de ahora no constituye un impedimento o privación alguna para los consumidores habituales, que, sin embargo, sí han decidido, en muchos casos, optar por alternativas más baratas. 


El goteo de clientes en el número 40 de la calle Juan Flórez es constante. No existe un prototipo de cliente, aunque sí existe un patrón semejante por grupos de edad: los más veteranos optan por grandes compras y marcas clásicas, mientras que los jóvenes se van a las alternativas eléctricas y con sabores. Ana Fariña se sabe de memoria las preferencias de sus habituales, que ni siquiera tienen que abrir la boca más que para especificar la cantidad. La inflación golpea el bolsillo y muchos deciden recortar vicio, pero este, en concreto, es innegociable para muchos. “Lo que está claro es que por mucho que suba la gente no va a dejar de fumar, si acaso el precio está haciendo que mucha gente se cambie a otras marcas más baratas”, sentencia, mientras despacha una cola constante. “Ni siquiera hemos notado que la gente fume menos cantidad de lo habitual, los que compraban cinco cajetillas a la semana siguen haciéndolo”, añade. 


Modelo 

Lo que sí ha variado notablemente es el tipo de venta. Si bien la palabra estanco remite a la venta de tabaco, lo cierto es que la cajetilla tradicional pierde cada vez más peso en el volumen de negocio. “Los jóvenes van a otro rollo y han abandonado la cajetilla, tiran mucho más hacia el electrónico y el vapeador”, afirma Fariña


Por su parte, un barrio joven como Novo Mesoiro también experimenta una intensa actividad en su estanco, donde un cliente reconoce que se ha puesto de propósito de Año Nuevo el cambio de hábitos: “Esta vez tengo que dejarlo”. Mientras se lo plantea seriamente, afirma que ninguna subida de precio cortará el tabaquismo. “La gente no va a fumar menos por mucho que suba, antes deja de comer”, sentencia. Dentro del mostrador, la responsable asiente y dice que no se ha notado esa subida. 

Los fumadores coruñeses se entregan a las marcas más baratas

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