Si alguien tuviera que recitar, de memoria, nombres de escritoras de A Coruña o que han pasado parte de su vida en la ciudad, seguramente, hay dos que saldrían sin pensar demasiado: Emilia Pardo Bazán y Rosalía de Castro. La primera tiene una majestuosa estatua en los jardines de Méndez Núñez y pocos serán los coruñeses que o no la han visto nunca o no saben dónde está. La segunda también tiene su propia escultura aunque probablemente resulte complicado encontrar a quienes saben ubicarla en el mapa.
A Coruña tiene un teatro y una calle dedicadas a la que fuera una de sus vecinas más ilustres pero tardó mucho en dedicarle una estatua. En agosto de 1914, el Pleno debate sobre el monumento a Concepción Arenal –ese que está justo detrás del estanque de Méndez Núñez– y, de paso, habla también de darle el mismo tratamiento a Rosalía, también en los jardines, según recoge Margarita Viso en la investigación que publica en el número nueve de la revista de estudios rosalianos ‘Follas Novas’.
Doce años más tarde, en 1926, el alcalde Manuel Casás retoma los intentos de poner a la poetisa en el pedestal que merecía y, aunque incluso se llegó a promover una suscripción popular para conseguirlo, no tuvo demasiado éxito. En 1946, la idea es dedicarle una biblioteca en los jardines que, al mismo tiempo, funcionara como monumento, pero tampoco cuajó.
El 14 de octubre de 1952, con Alfonso Molina como alcalde, el Pleno toma la decisión de dedicar una plaza a la escritora en la zona de Cuatro Caminos, una vez concluidas las obras de la basílica de San Pedro de Mezonzo y aprovechando las obras de afirmado de la carretera que conducía hacia Madrid. En el interior de este espacio estaba previsto, tal y como informaba por aquel entonces El Ideal Gallego, levantar “el gran monumento que La Coruña tiene en deuda con nuestra mejor poetisa”. Se anunciaba un concurso de proyectos destinado a los arquitectos y escultores gallegos para demostrar su arte con el granito o con el bronce que, finalmente, quedó en nada.
En 1957, otro alcalde, Bugallal Marchesi, retomaba la idea de pagar la deuda pendiente de la ciudad con la escritora y se planteaba la posibilidad de retomar la suscripción. Una vez más, la cosa quedaba en nada.
Tendrían que pasar casi ochenta años desde el primer momento en que se planteó para que Rosalía, finalmente, tuviera su estatua. La ubicación era casi la misma que se planteó en un principio aunque un poco más lejos de Cuatro Caminos, en un lugar que tampoco muchos coruñeses sabrían situar en el mapa: la plaza de Madrid.
En septiembre de 1989, aprovechando las obras que se habían iniciado en Marqués de Figueroa, se anuncia la colocación de una estatua de Rosalía de Castro en el nuevo jardín que habrá en la parte inferior de la calle, en la zona comprendida entre la avenida de Alfonso Molina, la estación de tren y los nuevos juzgados.
Las obras de la plaza se retrasaron debido a que dependían de un convenio entre el Inem y el Ayuntamiento.
De entrada, estaba previsto que finalizasen a principios de 1991, con la inauguración ya en primavera. Luego la ceremonia se pospuso al otoño, para que coincidiera con el momento en el que la gasolinera que se estaba construyendo justo al lado ya hubiera abierto sus puertas y toda la zona estuviera terminada. Lo curioso es que esa inauguración oficial nunca llegó a producirse.
La estatua se colocó en el emplazamiento que se le había asignado y allí lleva desde entonces aunque, al no ser un lugar de paso a pie, sino más bien en coche, no es muy conocida por los coruñeses. La iniciativa nació como tributo a la poetisa de Padrón aunque, tal y como denuncia Margarita Viso, “A Coruña sigue debiéndole a Rosalía un monumento en condiciones”.
La escultura de Rosalía de Castro en A Coruña es un trabajo del escultor Manuel Ferreiro Badía (A Coruña, 1944), realizada con una fundición de bronce. El presupuesto municipal para realizar esta obra fue de casi cuatro millones de pesetas. En la figura, la escritora aparece de pie, abrazando un libro y mirando pensativa hacia el horizonte
El artista también asumió un encargo similar, con la misma protagonista y prácticamente en las mismas fechas, a principios de los años noventa, aunque a petición del Ayuntamiento de Ferrol.
Ferreiro Badía es autor también de otras obras colocadas en diversos espacios públicos de A Coruña, como son los monumentos dedicados a Simón Bolívar, a Castelao, a Pablo Iglesias, a Picasso (la paloma de la plaza de Pontevedra) y al río de Monelos (frente a Nuevos Ministerios).