Por la puerta de atrás

Los Presupuestos ya están en el Congreso. Son unas cuentas que se basan en unas previsiones que nadie comparte y, por lo tanto, una recaudación que parece exagerada. El déficit, la deuda pública y el paro se antojan muy altos. Y esto es lo mollar, la letra grande. Sin embargo, esconden mucha letra pequeña y ya se sabe que lo peor suele estar en los detalles. Sabemos que penalizan el ahorro por la vía de la reducción de la deducción a los planes de pensiones, el sablazo a los autónomos con nocturnidad y alevosía, las millonarias transferencias que se hacen a la SS, porque las cotizaciones no dan para cumplir con los pensionistas o el renovado impuesto a las empresas. Pero, lo que hay que buscar con lupa está por ejemplo en “el catastrazo”. Si se aprueba esta medida, tal y como está redactada, en enero subirán por la puerta de atrás el impuesto de sucesiones, donaciones y el de actos jurídicos documentados. Montero ha decidido que el valor por el que habrá que pagar estos tributos no será el de venta sino el que decida Hacienda. Una forma sibilina de subir impuestos sin necesidad Lde cambiar estos impuestos, sin tener que negociar una armonización al alza como se pretendía hasta hace unos días.

Si recuerdan este asunto de la armonización ha sido bandera de los socialistas sobre todo para crear en el ambiente la idea de que Madrid hace dumping fiscal y que eso perjudica a otras comunidades a la hora de atraer capital y empresas. La realidad es otra bien distinta. Madrid es hoy el motor de la economía gracias a esta política de bajos impuestos y facilidades para crear empresas y riqueza. A estas alturas, es más una obsesión lo que tienen con Madrid y su presidenta, cuando en realidad es la que más aporta a la caja de solidaridad, al crecimiento y al empleo. De hecho, si no fuera porque el PIB madrileño ha crecido en los dos primeros trimestres de este año, la riqueza nacional estaría en negativo.

Veremos además que pasa con el otro mantra, el de las ventajas de la capitalidad, mensaje que no se lanzaba cuando el motor del crecimiento era Cataluña. Entonces nadie hablaba de esas falsas ventajas. De lo que sí se habla, sin embargo, es de los millones de euros que Sánchez da a Cataluña para asegurarse los votos que saquen estas cuentas públicas adelante, mientras se castiga a Madrid, feudo que hace ya muchos años que no vota izquierda. Habrá que ver cómo quedan estos presupuestos una vez que vayan pasando filtros en el Congreso. Son demasiados pidiendo y los mismos contribuyendo a mayor gloria de Sánchez. Ni siquiera estoy segura de que los bonos a los jóvenes sea una jugada que le sirva al presidente para recuperar su voto, aunque nos cueste un ojo de la cara.

Por la puerta de atrás

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