Espiar y expiar

 El problema de España es Franco, nos dijo, como si no lo supiésemos, el nacionalismo periférico. A la par que añadía: Lo que para vosotros, franquistas, es una bendición es para nosotros una maldición. Y le dimos, sin asco y como si fuese verdad, la razón. Murió Franco y el problema fue la transición.

Gobernó la UCD, y el problema fue Suárez. Cuando lo hizo el PSOE, él fue la razón. Cuando ganó el PP, sentenciaron: Vuelve el dictador, y hallaron razón. Cuando el nacionalismo merece crítica, señalan al español, y nosotros gritamos VOX, dándole la razón. Y cuando VOX marca la línea de la pureza de la raza en Ceuta y Melilla, ellos gritan: Aberración, mientras la trazan en Sanabria, Pancorvo o Aragón, y nadie les niega esa razón.

Les ofende que la corona herede el reino por razón de sangre, mientras reivindican por sangre y en la sangre ese derecho, y esa es su razón. Cuando se habla de solidaridad exigen diferencia y obtienen razón. Porque el nacionalismo siempre tiene razón y cuando le falta, nosotros se la damos, robándosela a la razón, malbaratando derechos y libertades, burlando la legalidad... Todo para que tengan, sean y entren en razón. Y donde ellos levantan muros nosotros abrimos puertas y ventanas que ellos denuncian como oscuros paredones de represión, y también en eso les damos la razón. Y ante esos horribles muros, nuestra horrible lamentación, la de ser oculta raza y callada razón de su vociferante sinrazón.

Espiar y expiar

Te puede interesar