'Se vostede tala este árbol será o último árbol que vai talar na súa vida'. Escuchar esta frase al tiempo que el que la profiere te está apuntando con una pistola cargada es como para dejar para mejor momento lo que tengas entre manos, sea eso un hacha, una sierra o lo que se tercie. Pues es, en confesión del propio alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane, lo que se sucedió a un, se supone atemorizado, operario al que le habían hecho el encargo de cortar todos los ejemplares que entorpecían las obras de construcción de la avenida de Che Guevara, en el tramo de Bastiagueiro.
El relato, nunca antes hasta ayer revelado por el propio regidor en un acto público, comienza cuando Gelo y el en aquel entonces ingeniero municipal, Rafael Astor, son alertados de que está siendo talado uno de los pocos chopos 'indultados'. Al llegar al lugar, el acceso principal al INEF, ambos contemplan como dos trabajadores se afanan en la tala del ejemplar. El que habla desde ahora es el regidor: "Cheguei alí, o 'atolandrao' de Gelo, e díxenlles: 'Por favor, paren'. E contéstame un deles: 'E vostede quen é?'. 'O alcalde', respostei eu. 'Pois a mín que me mande parar o meu xefe'. Había un guardia o meu lado, collinlle a pistola, carguei e apuntando díxenlle ...". El chopo todavía continúa dando sombra, y mucha.