El dulce final que nunca puede faltar

El dulce final que nunca puede faltar
Tres opciones de tartas de la pastelería Praliné

En cualquier celebración que se precie, hay un momento mágico que todos esperan: la parte dulce. Ese instante donde la alegría se viste de azúcar y los ojos brillan casi tanto como las decoraciones. Porque, seamos sinceros, ¿qué sería de una fiesta sin su merecido toque goloso?

 

Y es que hoy en día, el mundo de la repostería ha dado un salto extraordinario. Las tartas ya no solo se comen, se admiran. Algunas parecen auténticas esculturas, tan perfectas que podrían exponerse en una galería de arte. Pero la buena noticia es que siguen siendo comestibles... y deliciosas.

 

Uno de los nombres que más suena entre los amantes del dulce es Sugary Club. Aquí, la personalización lo es todo. Cada tarta cuenta una historia distinta, hecha a medida según los gustos del cliente. Pero si hay algo que está arrasando, son sus “cajitas unboxing”: una mini tarta y dos cupcakes listos para sorprender.

 

 

La propuesta de Adriana Cabot es una oda a la creatividad constante. Su repostería se reinventa con cada estación, pero sin olvidar los clásicos que enamoran. Su estrella es la tarta de chocolate y praliné de almendra y avellanas, con un toque crujiente de Kikos. Las tartas de letras personalizadas son un acierto seguro. 

 

 

En la Avenida de Vilaboa encontramos Pistachio Pastel, el taller de Nohemy Cerrato, donde el lujo se combina con lo artesanal. Sus tartas personalizadas destacan por una elegancia minimalista y un diseño cuidado al milímetro. Nohemy demuestra que a veces, menos es más, y que una tarta puede ser el alma de la fiesta sin necesidad de excesos.

 

 

Especialistas en mesas dulces para bodas y eventos, Matilda and Co es sinónimo de estética y sabor. Todo lo elaboran en su propio obrador con ingredientes frescos y naturales, lo que garantiza una calidad excepcional. Sus tartas personalizadas se integran a la perfección en cualquier celebración, aportando un toque elegante y delicado.

 

 

Y no podemos olvidarnos de Praliné, la bombonería y galletería coruñesa que alcanzó la fama gracias a una tarta cubierta de chocolate blanco y decorada con flores comestibles auténticas. Aunque el boom fue hace unos años, esa creación sigue siendo una de las más solicitadas. Pero su catálogo va mucho más allá: tartas con animales, frutas, dibujos, letras… desde lo más sencillo hasta lo más exuberante.

 

El dulce final que nunca puede faltar

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