San Roque obra el milagro en la cigalada de Boedo al convertir a 60 vecinos en 80 cocineros

El núcleo cullerdense reparte 1.300 kilos de crustáceos
San Roque obra el milagro en la cigalada de Boedo al convertir a 60 vecinos en 80 cocineros
José Luis Villamisar destaca la implicación de los vecinos | PATRICIA G. FRAGA

San Roque está que se sale. Si el pasado 17 maravilló en Betanzos con el prodigio de ascender un aerostato de papel, mañana obrará el milagro de convertir los escasos sesenta vecinos de Boedo en ochenta cocineros. Los que se precisan para preparar a la plancha mil trescientos kilos de cigalas, “e máis houbera” como dice José Luis Villamisar, portavoz de la comisión de fiestas de este pequeño núcleo rural de la parroquia cullerdense de Veiga.


“Este ano chegamos os 1.300. O pasado foron 1.200 pero imos parar aquí porque dan moito traballo. Aquí hai facémolas a prancha. Non é metelas nunha pota, cocelas e logo enfrialas. Dependemos de moita xente. Son 40 casas, uns 60 veciños e fan falta 80 persoas para atender todo o tinglado”, añade Villamisar, que agradece el desinterés que muestran por su colaboración tanto los residentes como los voluntarios de enclaves vecinos.


La celebración de esta edición estuvo en el aire. La obra de insonorización de la vía férrea que realiza el Adif obligó a vallar el recinto. Un cierre que ahora ha sido retirado temporalmente. Sin embargo, el representante de la comisión nunca dudó de que la cita gastronómica tendría lugar.


Los aficionados al sabor de este crustáceo deberían andarse despiertos; la venta de cigalas comenzará alrededor de las siete de la tarde y se comenta que horas antes la cola ya es destacable. El precio, se supone que será lo de menos, es de 17 euros por ración. Once piezas, más o menos.

San Roque obra el milagro en la cigalada de Boedo al convertir a 60 vecinos en 80 cocineros

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