El parque de la Torre de Hércules es la zona más grande sin urbanizar de toda la península coruñesa y está declarada Espacio Natural de Interés Local (ENIL) pero también cuenta con la distinción de ser la única zona de percebe sin sobreexplotar en toda la jurisdicción de la Cofradía de Mariscadores de A Coruña. El resto vive bajo la amenaza de los ilegales. “El furtivismo está sacando el doble o el triple que nosotros. Está acabando con toda la raza”, denuncian desde la cofradía herculina. “En lo que se refiere a percebes toda la costa, desde Suevos hasta la entrada de la ría de Ferrol, es productiva, pero no existe ningún control, ni por parte de la Consellería do Mar, a través de la Policía Autonómica, ni por parte de la Guardia Civil”, añaden. El único control permanente se realiza en la zona de la Torre de Hércules.
“Tenemos tres vigilantes en la zona, más nosotros, que estamos por las noches. Solo puedes vigilar una zona, y si hay diez o quince furtivos, no puedes controlar más”, explican desde la cofradía. La razón por la que se escogió este entorno para vigilarlo es porque es un lugar batido por el mar, con muy buen percebe pero, además, porque es muy fácil de controlar. Periódicamente, se producen enfrentamientos entre vigilantes y furtivos, que en algún momento han llegado a las manos.
“La gente lo va dejando porque no le da para gastos. Lo está pasando fatal”, apuntan desde la cofradía. Los que se dedicaban al percebe eran 70 en 2008, pero su número ha bajado hasta los 40 este año, dado que dos cofrades más se han dado de baja. Este problema también afecta al relevo generacional, que corre peligro, como el de tantas otras profesiones tradicionales. El más joven tiene 40 años. “Si no tienes recursos, la gente no quiere venir. Antes, todo el mundo quería ser percebeiro, pero ahora...”, se lamentan. En algunos casos, faenar sale a pérdidas, dada la escasa cantidad de percebes.
Esto provoca que, de los cien días que tiene la temporada, solo se vaya unos pocos días, a veces solo dos semanas, porque las zonas están esquilmadas. “Solo los compañeros que no tienen otra cosa están para ir, pero solo compensa ir y hacer un día de trabajo. En Mera no”, explican. Es decir, que los percebeiros parecen una especie condenada a desaparecer por la presión del furtivismo.
Las autoridades señalan que están actuando contra los furtivos y que la Unidad Adscrita de la Policía Nacional (Policía Autonómica) realiza operativos, sobre todo en la ría de O Burgo, que es la prioritaria, y la de Ferrol. Sin embargo, los propios policías alegan falta de personal, que muchas veces les impide realizar una vigilancia exhaustiva. Los percebeiros niegan que ese sea el problema sino el hecho de que las sanciones son inútiles contra los furtivos, dado que se declaran insolventes. En ocasiones, se les incauta el material, pero tampoco esto les disuade, y las reuniones con la Consellería do Mar, como la que se celebró hace unas semanas, no aportan ninguna solución, así que el futuro pinta oscuro para los percebeiros. “No hay forma”, concluyen.
El furtivo también está dejando el percebe por el erizo, dado que éste cada vez tiene más valor. “Con el erizo pasa lo mismo. De un tiempo a esta parte bajó el precio del percebe, porque está fatal, y subió el del erizo ¿Qué pasó? Que aprendieron a bucear”, explican desde la Cofradía.
El resultado es que los “orizales” están siendo esquilmados también, al ser más rentables. “Tuvimos que cambiar la forma de trabajo, ir menos días. El resultado es que de cincuenta días de la temporada (de diciembre a abril), solo fueron cuarenta. “Las zonas están al 10%, es lo que hay. Una zona que podía tener 100.000 erizos tiene 10.000 por el furtivismo”.
Los cálculos oficiales de la Consellería do Mar, aseguran, no recogen este fenómeno. “Lo que sí sabemos es lo que soporta una zona, no le insistimos. Si no, no tendríamos a dónde ir. Tenemos alrededor de 40 zonas pero solo vamos a 20”.