El pub de A Coruña al que todo el mundo quiere ir

Cuatro décadas después de su apertura sigue registrando largas colas cada fin de semana en sus dos entradas; el grupo Ruvihost cumple un año al frente del establecimiento que sigue siendo el principal reclamo para el público de mediana edad y que fue el encargado de introducir el tardeo el los pubs
El pub de A Coruña al que todo el mundo quiere ir
La familia de Piccadilly posa al completo para El Ideal Gallego en el interior del local | Quintana

Es el de la noche un mundo en el que dar con la tecla está sujeto a la volatilidad de los gustos y las tendencias. No solamente se trata de encontrar la propuesta adecuada. También de estar en el sitio o la zona de moda en ese momento. Y es ahí donde la supervivencia y sobre todo la vigencia de Piccadilly se convierten en una cuestión digna de estudio. Después de cuatro décadas como referente del ocio nocturno en La Marina sigue provocando colas interminables para acceder. Es el sitio donde muchos, especialmente a partir de una cierta edad, quieren estar. Su potencial supo verlo hace un año el grupo Ruvihost, gerente del pub desde 2024, y que lo ha integrado dentro de la familia de locales de La Marina, junto a La Calle y Quai. Café cantante, karaoke y hasta lugar de restauración, también es pionero desde hace unos meses del tardeo como oferta permanente, ya que fue el primer pub de la ciudad en abrir desde los sábados por la tarde. Después ha llegado un reguero de ofertas de todo tipo que tienden a moldear definitivamente los hábitos de los coruñeses. 

 

 


Cualquier coruñés que haya puesto un pie en la noche ubica Piccadilly y su distribución: unos 200 metros cuadrados, dos entradas y una escalera intermedia que separan un piso superior y lo que puede considerarse la pista de baile. Todo eso los fines de semana simplemente se intuye, debido al escaso margen al vacío que queda una vez empieza a sonar la música. La maquinaria para hacerlo funcionar se compone de siete camareros, tres porteros, dos personas de staff y un par de Dj, además de la gerencia a cargo de Jose Vidal y Antonio Ruiz, para quien los números no hacen justicia a la importancia del factor humano. “Gran parte del éxito son el equipo y los clientes”, explican. Ni unos ni otros han cambiado demasiado con el paso de los años, y eso se deja notar en que posiblemente sean las colas menos tensas de la noche: en la puerta todos saludan a los porteros y charlan mientras esperan su turno, al igual que sucede en una barra que en ocasiones tiene triple fila de clientes. Y casi todos se conocen por el nombre o no necesitan pedir la consumición. Jorge saluda a todos mientras recoge vasos, Tamara hace de relaciones públicas y David se sabe las caras de memoria desde la puerta.


Supervivencia 

Pero antes de que entrase la actual gerencia y de que Piccadilly se convirtiese en el lugar de peregrinación para los que superan los 30 años, hubo ya cuatro décadas en las que se forjó un nombre y un lugar en el imaginario colectivo de la ciudad. El análisis del por qué también dibuja un enclave y una realidad diferenciales. “El tamaño del local es importante, porque está compensado: no es demasiado grande ni pequeño”, indica Ruiz. “Sirve para muchas actividades, desde restauración o karaoke hasta tardeo. Además, la licencia, de café cantante, es algo que permanece en muy pocos sitios y permite un abanico de actividades, menos limitaciones sonoras y de horarios”, añade.


Además, el proceso de escucha cree que ha sido clave en configurar un modelo ganador. “Se trata de leer lo que demanda la gente a través de los clientes que uno tiene. El secreto no es Piccadilly en sí. Es haber atendido a todas las necesidades”, apunta. Sobre la cuestión de la edad y un segmento menos atendido por las políticas de empresa, opina: “Siempre que llegamos a un sitio nos sentimos o muy jóvenes o muy mayores y había poca oferta en este horario para un segmento de público determinado, que ahora puede empezar a las seis de la tarde y acabar a altas horas, que es la mayoría de los clientes”.


Tardeo 

El pasado 1 de febrero este diario anunció la creación en Piccadilly del primer tardeo de pub permanente en A Coruña. Y en cuestión de tres meses le ha cambiado la forma de salir a buena parte de los coruñeses. Cuarenta años después, el local volvía a ser líder, pionero y tendencia. “El balance es buenísimo. El primer sábado nos llevamos la sorpresa, porque las expectativas las superamos de forma brutal. A raíz de eso fuimos aumentando cositas, porque la gente al probarlo repetía”, subraya Antonio Ruiz. 

 


Ahora, entre las cosas que fue aumentando la gerencia, está el avituallamiento a media sesión para evitar la pérdida de clientes para el turno de cenas. El menú incluye de tortilla a sushi y provoca que muchos entren a las seis de la tarde y se vayan a las cinco de la mañana. “Media jornada”, bromea la gerencia, que tiene claro que es por ahí por donde tiene que crecer la oferta de los pubs. 


Y así sigue cumpliendo años y con mejor salud que nunca una pista de baile en la que estrenaron sus hits desde Patti Smith o ABBA a Rosalía o Bad Bunny.

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