El juicio por el asesinato de Diego Bello, el coruñés que perdió la vida en enero de 2020 en la isla de Siargao, a 760 kilómetros de Manila, sigue su curso, aunque un tifón ha obligado a retrasar las próximas vistas. 
El joven de 32 años murió abatido a tiros por la policía en la puerta de su casa y, en un principio, los agentes declararon que se trató de una acción en defensa propia dentro de una operación contra el tráfico de drogas. Esta versión, no obstante, no tardó en caer por su propio peso.

El Tribunal de Primera Instancia Regional de la República de Filipinas emitió en mayo una orden que niega la libertad bajo fianza de los policías acusados de acabar con la vida del coruñés. Así lo decidió la Justicia filipina en relación a Vicente Sabio B. Panuelos, Ronel A. Pazo y Nido Boy E. Cortés, quienes se enfrentan a acusaciones de asesinato y colocación de pruebas falsas en relación con la muerte del joven.

La madre del fallecido, Pilar Lafuente, explica que “la vista que estaba programada para el 23 de julio se suspendió por el tifón que arrasó Filipinas, sobre todo Manila. Esta se pasó para agosto y se retrasan todas las vistas. Nosotros íbamos a viajar en agosto y, finalmente, iremos en septiembre”. 

Tras conocer la decisión del Tribunal el pasado mes de mayo, la familia de Diego Bello expresó su satisfacción por el avance judicial, considerándolo un paso crucial en la búsqueda de justicia para el joven. Sin embargo, mantienen una actitud cautelosa y prudente, conscientes de que el proceso todavía no ha concluido y que la sentencia definitiva será determinante para que se haga “plena justicia”.