Lagares es un comercio clásico de A Coruña que resiste al paso del tiempo y a los cambios en los hábitos de consumo. Nació hace casi 70 años y suma cerca de 40 en su actual ubicación en el número catorce de Rúa Nueva, tras haber pasado por otros bajos de la misma calle y diversas ubicaciones en la ciudad como Torre Esmeralda o los Cantones.
El establecimiento está dedicado a productos de electrónica y cuenta con un amplio catálogo de todo tipo de artículos. Ha estado regentado por tres generaciones de la misma familia. Fue fundado por Eduardo Riveiro Lagares a mediados de la década de 1950, le siguió Pepe Gajino (que todavía sigue trabajando en él) y posteriormente se sumó María Gajino. Cuentan con la ayuda de otro veterano empleado, José Couto.
“Nos hemos ido adaptando a los tiempos, pero la esencia de la tienda sigue siendo la misma”, señala María Gajino al ser preguntada por los cambios que ha habido en esta emblemática tienda a la que acuden los coruñeses desde hace décadas. Esta comerciante define a Lagares como una “tienda de toda la vida” y como una “tienda de barrio”.
En los dos escaparates y en el interior del local abundan los aparatos de radio, los relojes de pulsera y de pared. Los amantes de los modelos clásicos y modernos de Casio están de enhorabuena porque este es su particular paraíso, con decenas de artículos de esta marca japonesa. María Gajino asegura que estos relojes están “atrayendo a un público más joven”.
Puede parecer sorprendente con la sofisticación que han alcanzado los móviles, pero entre los productos más vendidos en este comercio están los despertadores, tanto analógicos como digitales. Según explica esta responsable del negocio, “es gente que no quiere dormir con el móvil”. También indica que las radios tienen salida. “Se sigue vendiendo mucho”, asegura.
Otro producto presente en este establecimiento situado en el centro de la ciudad es la lupa. De hecho, hay varias expuestas en el escaparate. ¿Quién las compra? Gente a la que le cuesta leer y recurre a este peculiar artilugio.
Además, los clientes no solo acuden a este local a comprar productos de electrónica, sino que también llegan para reparar y cambiar pilas a relojes. En el pasado, las “minicadenas” fueron populares, pero hoy ya han decaído por la competencia de los ‘smartphones’.
María Gajino insiste en mostrar su agradecimiento a la clientela, a la que define como “muy fiel”, por hacer posible que este proyecto se mantenga vivo tras tanto tiempo de actividad. También detalla que la gente que acude habitualmente a comprar a Lagares tiene una edad que va aproximadamente desde los 20 años hasta los “muy jubilados”.
El 28 de abril de este año, España sufrió un apagón masivo que dejó a gran parte del país sin electricidad y comunicaciones. A Coruña no fue una excepción y Lagares lo notó, aunque de forma positiva. El número de clientes creció enormemente, con colas que invadieron Rúa Nueva.
“Pudimos atender toda la demanda”, afirma María Gajino. Aquel día el proveedor de la tienda se acercó hasta allí para preguntar si necesitaban más mercancía y la suministró (cabe recordar que las líneas telefónicas estuvieron caídas masivamente). Lo más vendido aquella jornada fueron las radios, las linternas y las pilas. La responsable de Lagares confiesa que estaba “preocupada” de que “todo el mundo” pudiese “llevarse lo que necesitaba”.