El pirómano quema como el cleptómano roba

La oleada de incendios que está asolando los montes gallegos, en general, y de Ourense y Lugo, en particular, está provocando que la palabra piromanía sea de las más utilizadas. Sin embargo, los expertos en Psiquiatría afirman que se emplea de modo equívoco. El pirómano sufre un trastorno, el delincuente es el incendiario
El pirómano quema como el cleptómano roba
Los responsables conscientes de los incendios deberían ser denominados incendiarios y no pirómanos | ep

Responsabilizar a los pirómanos de arrasar con fuego los montes es como culpar a los cleptómanos de las pérdidas económicas de una gran superficie comercial por los hurtos y robos que sufre a lo largo del tiempo. Y es que la piromanía es al fuego lo que la cleptomanía al robo: un trastorno psicológico. Quien lo asegura es José Ramón Silveira, jefe de Psiquiatría del Chuac, al tiempo que preside la Asociación Galega de Psiquiatría.


“La piromanía es una patología mental, es una alteración o trastorno del control de los impulsos. Se encuentra en el mismo grupo que la cleptomanía. El pirómano tiene una irrefrenable necesidad de hacer fuego. Normalmente a cosas pequeñas y cercanas, incluso a propiedades. Siente fascinación por el fuego y por eso se suele decir que se queda mirando para él y después siente una falsa relajación o una breve sensación de bienestar”, dice este experto muy crítico con políticos y personalidades públicas que utilizan este término médico cuando deberían usar la palabra ‘incendiario’ para definir a los responsables de los fuegos que, según él, tienen objetivos muy concretos y son totalmente conscientes de lo que hacen.

 

 

 


Silveira señala que los realmente pirómanos no programan, en absoluto, este tipo de actuaciones y que incluso se han dado casos de pacientes con episodios de delirio que han quemado objetos, por ejemplo, para “purificar el mundo”. No obstante, los califica de puntuales e ínfimos.

 

 

Intercambio


“La enfermedad mental no tiene nada que ver con lo que está ocurriendo estos días. Se está confundiendo el término pirómano con el de incendiario y se están intercambiando. Incendiario es una persona que es plenamente consciente de lo que hace, principalmente por motivos económicos o ideológicos pero siempre concretos. Planta el fuego y eso en la piromanía no pasa”, dice el representante de los psiquiatras.

 

“La enfermedad no tiene nada que ver con lo que está ocurriendo”, dice el psiquiatra José Ramón Silveira


Respecto a los datos de Fiscalía que indican que detrás del 90% de los incendios registrados se encuentra la mano humana, que de estos alrededor del 60% son provocados intencionadamente, Silveira cifra en un porcentaje muy escaso los atribuibles a los pirómanos. “De los causados por el hombre solo el 2% pueden achacarse a la enfermedad mental y son fácilmente detectables porque el responsable se queda mirando”, añade el especialista, que define al pirómano como una persona muy interesada con todo lo relacionado al fuego como pueden ser parques de bomberos, motobombas y demás enseres.

 

 

 

 

Edad y sexo


Algunas estadísticas apuntan a que el perfil tipo del pirómano suele ser el de un varón menor de 40 años. No obstante, Silveira afirma que no se pueden entresacar datos significativos porque existen muy pocos casos. Además, se da la circunstancia de que las personas que sufren este tipo de trastorno no suelen acudir a recibir tratamiento, salvo que hayan sido detectados, porque no consideran que tengan ningún tipo de problema para el que precisen de terapia médica.


Precisamente, respecto a este último punto, el responsable del hospital coruñés señala que se trata de una patología para la que existe tratamiento. “Es una dolencia que se puede controlar con medicación y terapias específicas. No obstante, se trata de pacientes que no suelen venir a consulta porque no son conscientes de que padezcan una patología”, apostilla Silveira. 

El pirómano quema como el cleptómano roba

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