Hace ya cerca de cinco años que los vecinos del Agra do Orzán no pueden poner el pie en la zona verde que rodea el Observatorio meteorológico, desde que estalló el covid. Esta zona verde, la única de la que dispone el barrio, es propiedad de la Agencia Española de Meteorología (Aemet) pero los vecinos llevan mucho tiempo luchando para que se convierta en un parque. De hecho, llevan 25 años luchando.
Resulta que hoy se cumple exactamente ese cuarto de siglo desde que un grupo de vecinos presentara al Ayuntamiento 1.400 firmas que entregaron para pedir la creación de una zona verde en el barrio más densamente poblado de la ciudad herculina. Desde entonces, la reclamación continúa, y la lucha también, con numerosas protestas al pie del Ayuntamiento, parapetados detrás de una pancarta y escuchando promesas que luego devienen en nada. Por eso, cuando la alcaldesa, Inés Rey, prometió hace unos días que “pronto habría novedades”, los vecinos mostraron cierta reserva.
Los vecinos de Monte Alto también esperan por su zona verde
Ricardo Seixo es el responsable de la campaña “Parque da Agra Xa!” que lleva la asociación de vecinos del barrio, y expresa su escepticismo. “Levamos 25 anos de loita, de denuncias e de oídos xordos. O que hai son entretementos para que os que estamos reinvidando o parque teñamos esperanza”. Seixo asegura que la lucha se remonta, en realidad, a hace 40 años, cuando se configuró un barrio obrero, de bloques altos, sin zonas verdes o de esparcimiento.
“Xa entonces tuvimos que loitar pola praza das Conchiñas, porque tamén querían construir alí”, recuerda Seixo. En sus 4,2 kilómetros cuadrados de superficie, se apretujan más de 30.000 habitantes, lo que lo convierte en el barrio con mayor densidad de población de una de las ciudades que se encuentran a la cabeza en este ámbito en toda España. En estas condiciones, un espacio para respirar era perentorio.
Los vecinos ganaron otra pequeña victoria en 1998, cuando el alcalde Francisco Vázquez peatonalizó la calle Barcelona, que se convirtió en el paseo y la vía comercial del barrio, pero nunca pudieron hacer realidad el parque. Enclavado como está entre la ronda de Nelle y la de Outeiro, los vecinos que quieran disfrutar de un poco de verdor tienen que ir a Santa Margarita, “Aqui hai xente maior, que teñe dificultades para moverse cen metros. Non podemos ir a Santa Margarita. Somos o único barrio que non ten parque”, se lamenta Seixo.
Ganar terreno al cemento: un proceso demasiado lento |
En 2022 se abrió el Bosque de Breogán, un espacio ubicado a la entrada de la urbanización del mismo nombre, en el cementerio de Feáns, que suma 27.000 metros cuadrados de espacio verde. Ha sido, de momento, la última gran expansión verde de la ciudad, dado que no se ha producido ningún avance significativo hasta hoy. En los últimos años, no había dejado de incrementarse la superficie verde por habitante en A Coruña hasta los 12,5 metros cuadrados. Aunque no existe un estándar fijado para determinar cuánto espacio verde debe tener una ciudad por cada vecino, se suele tomar como medida entre diez y quince metros por habitante. En diez años, cada residente de la ciudad ha ganado casi tres metros cuadrados. |
A lo largo de los años, el tamaño del parque en Agra do Orzán ha ido menguando a medida que los propietarios del suelo que rodea al Observatorio defendieron sus derechos en los tribunales. Después de que el Tribunal superior de Xustiza (TSXG) determinara que el antiguo solar de las Adoratrices era terreno edificable, en 2020, el Gobierno de Inés Rey quiso modificar el Plan General de Ordenación Municipal (PGOM). En el documento incluía 13. 565 metros cuadrados de uso público y 19.480 para la construcción. Rey planteó una rebaja en la superficie edificable, pasando los dos edificios de seis a cinco alturas. “Entre no tener nada y tener un parque con una superficie edificada mucho menor de lo previsto, en un principio es una buena noticia”, declaró entonces la alcaldesa. Sin embargo, la propuesta naufragó en el pleno, donde se encontraba en minoría, y ningún grupo de la oposición le prestó apoyo.
5.000 metros
cuadrados es el espacio que se abriría al público si se cumpliera el protocolo de 2023
Aquello supuso un varapalo, y el PGOM nunca llegó a cambiarse, pero la situación pareció variar hace dos años. Era marzo, dos meses antes de las municipales, cuando visitó la ciudad Miguel Ángel López, presidente de Aemet, para firmar un protocolo de actuaciones con Rey. Esta vez, el protocolo solo afectaba a los terrenos de la agencia meteorológica, unos cinco mil metros cuadrados. No era algo nuevo. “Hace ocho años repetí esta visita con otro equipo”, comentaba.
Rey presentó incluso unas infografías en las que avanzaba el aspecto del parque. El edificio de Aemet estaría separado del público por una cerca, pero los visitantes podrían recorrer el terreno de cabo a rabo. Los muros de las calles Canceliña, Páramo y Gregorio Hernández se demolerían y el público podría por fin tomar posesión de esa zona verde. “O noso obxectivo é a súa apertura inmediata e, a medio prazo, actuar neste enclave para dispoñer alí diversos espazos de ocio para a cidadanía”. En la infografía podían verse juegos infantiles y aparatos cardiosaludables. Para los vecinos del Agra do Orzán era un sueño hecho realidad.
Incluso se incluyó en los presupuestos de 2024 una partida de 120.000 euros para derribar los muros. Sin embargo, nunca se llegó a actuar. Hace un año se anunció un convenio entre el Ayuntamiento y la propiedad de los terrenos –el empresario Juan Carlos Rodríguez Cebrián– para la ejecución de la sentencia del polígono del Agra do Orzán para la construcción de viviendas a cambio de ceder parte del terreno. Por este acuerdo, la superficie se dividía en 1.319 metros cuadrados de propiedad privada pero de uso público, correspondientes a la zona localizada entre los dos edificios que se levantarán frente a la avenida de Gregorio Hernández con Gil Vicente y 3.514 metros cuadrados para el Ayuntamiento en la parte posterior.
Lo último que se supo fue este mismo mes, cuando El Ideal Gallego publicó que el diputado nacionalista Néstor Rego preguntó en el Congreso por esta zona verde y la respuesta es que el Ayuntamiento solicitó el año pasado la concesión de estos terrenos y que estaba pendiente de un informe que tenía que elaborar Patrimonio. Lo más probable es que se ceda (algún día) en forma de concesión demanial. Es decir, que la propiedad seguirá siendo del Estado pero se la cede de forma temporal al Ayuntamiento pero estos plazos son muy largos y, además, se renuevan.
Conseguir la concesión permitiría el derribo de los muros y el acceso al público de la zona, por lo menos mientras se llevan a cabo los trámites para convertir la zona verde en un verdadero parque. El hecho de que, durante años, a los vecinos se les permitiera entrar en el recinto y que desde el covid no hayan podido hacerlo por falta de un acuerdo entre instituciones, lo hace todo más doloroso. Seixo está convencido de que el problema es la falta de voluntad política. “Non sei para que serven os dirixentes políticos”, se lamenta.