James Rhodes | "Parece que la música clásica es para gente con mucha educación o dinero, pero solo necesitas dos orejas"

James Rhodes | "Parece que la música clásica es para gente con mucha educación o dinero, pero solo necesitas dos orejas"
El pianista James Rhodes

El próximo día 23, el piano de James Rhodes resonará bajo las estrellas del muelle de Batería, en el marco de Noites do Porto. El músico explica que “por primera vez en mi vida”, ha preparado un programa dedicado exclusivamente a un compositor, Chopin, “porque es el ‘putoamo’, como el Sabina de la música clásica”.
 

Como es habitual, Rhodes hablará con el público entre piezas para contextualizarlas y dejarles construir su propia historia. El pianista asegura que está emocionado por volver a actuar en Galicia, “mi hogar espiritual”.
 

¿Qué tiene Galicia que tanto le atrae? 
No tenemos tiempo para que te cuente todo (ríe). No puedo decirte concretamente, es como... me ha enganchado desde el principio, no se si es la gente, el clima, la comida... Cualquier rincón de Galicia es un rinconcito lleno de bondad y gente con los brazos abiertos.... me siento como en casa, es muy raro. Estoy tentado de comprarme un piso al lado del mar, tal vez en A Coruña, en Pontevedra o en Muros, que es un sitio idílico para mí. 
 

Hace poco mostró interés por adquirir la Casa Cornide. 
Sí, fue un poco raro, la verdad. La idea me parecía muy bonita, averiguar más sobre la casa y luego, si podía, comprarla y convertirla en un sitio artístico, con café, conciertos, exposiciones... Hablé con el inmobiliario y el tío era como... no quería darme el precio, ni detalles, era un poco sospechoso. Al día siguiente me llamó gritando, tantos insultos, una conversación tan fea, tan inesperada, que mi reacción fue “no puedo hacer ningún tipo de negocio con él”. También creo que esto le pertenecería más a la Xunta o algo así.

 

La idea me parecía bonita, comprar la Casa Cornide y convertirla en un sitio artístico, con café, conciertos... pero no querían darme detalles, ni el precio

 

En sus conciertos, busca acercar la música clásica a todo el público, contextualiza las piezas y las saca de su corsé habitual, ¿siente responsabilidad al saber que hay mucha gente que escoge sus actuaciones para entrar al mundo de la clásica? 
Al revés. Es como cuando eres pequeño y descubres algo que quieres compartir con todo el ‘putomundo’ (ríe), es como un padre primerizo compartiendo mil ‘putasfotos’ de su bebé (ríe). Siento que en todos los conciertos, la mitad del público es su primera vez y se comportan con más respeto, más bondad que la inmensa mayoría del Auditorio Nacional, que suena más estricto. Es una de mis cosas favoritas tocar para gente tan refrescante.

 

¿Qué ve necesario cambiar para quitar ese elitismo que parece existir en torno a la clásica? 
Hay muchas cosas. Lo único que no hay que cambiar es la música, esa es perfecta, todo lo demás: presentación, reglas estrictas... Yo me siento como un pulpo en un garaje (ríe). Yo voy con mis vaqueros y mis zapatillas porque estoy cómodo así, da igual lo que lleves, que haya un poquito de ruido... no es cirugía, no es algo sagrado. La música es música. Para mí, lo idóneo es que los músicos hablen con el público, abrir las puertas a todo el mundo, porque no es un tema de dinero, cuesta más el fútbol que un concierto. Pero se ha instaurado esa visión de que esta música es para una clase específica, con mucha educación, dinero... todo el mundo debe ser bienvenido, no necesitas entender nada, solo dos orejas y puedes escapar de todo, libre del ruido de políticos, redes... Necesitamos más que nunca desconectar y la música clásica es una forma perfecta de hacerlo.

Hace poco hablaba de la necesidad de espacios como las salas de conciertos para la clásica. 
Esta música pertenece a cualquier sitio, yo he tocado en el Sonar o en festivales de rock. ¿Por qué hay tantas reglas? Si puedo ser un trampolín, aunque pienses que soy un pianista de mierda, a lo mejor después descubres a otros, como Floristán, y ¡pum! ya estás en este mundo.  Por eso estoy tan agradecido a Spotify o Youtube, porque de repente puedes escuchar cualquier pieza, gratis, es un milagro. 

James Rhodes | "Parece que la música clásica es para gente con mucha educación o dinero, pero solo necesitas dos orejas"

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