A finales de febrero se abrió al tráfico la calle San Andrés, dando por concluido un año de obras que la habían convertido en el nuevo bulevar de la ciudad. Aceras amplias, plataforma compartida, nuevo mobiliario urbano, y moreras. Pero todo esto no puede hacer olvidar el estado en el que se encuentran muchos de los edificios que flanquean el nuevo bulevar. Especialmente preocupante es el caso del número 58, un edificio ruinoso y okupado que ayer sufrió un nuevo incendio.

En el bajo de este edificio estuvo abierto durante muchos años Eva Lencería, una famosa tienda que cerró sus puertas a mediados del año 2022. Desde entonces el edificio, ya en decadencia, fue arruinándose paulatinamente. Vacío como estaba, atrajo la atención de sujetos en exclusión social, que pernoctan allí y que dan algún que otro sobresalto.

El último se registró en la madrugada del domingo al lunes, cuando se declaró un pequeño incendio. Aunque los Bomberos no tuvieron que actuar, un hombre tuvo que ser trasladado por los servicios sanitarios con síntomas de intoxicación por inhalación de humo. El 112 recibió pasadas las dos de la madrugada varias llamadas de vecinos que percibían estallidos y olor a plástico quemado.  

Bolsas de plástico

Los agentes de la Policía Nacional fueron los primeros en llegar al portal, de donde salía mucho humo. Se encontraron con el okupa y solicitaron la presencia del 061, que lo trasladó al Chuac. Al llegar los Bomberos, no había fuego. El foco se encontraba en unas bolsas de plástico que combustionaron pero, tal y como afirma el 112, no llegaron a arder.

Ya se había producido un fuego durante las obras de reforma de la calle, en agosto del año pasado, y también de madrugada. En ese momento las vallas impedían un fácil y acceso y, cuando llegaron los Bomberos, las llamas salían del bajo y el humo brotaba de todas las ventanas del inmueble, pero se sofocó en veinte minutos. El fuego, quizá de origen eléctrico, podía haber prendido en un colchón y toda la basura acumulada allí se convirtió en combustible.