Gritos, ruidos, golpes y, ahora, incendios, son algunas de las múltiples incomodidades que tienen que aguantar los vecinos de la calle Vista por culpa de un inmueble. El fuego del sábado pasado en el interior del tercer piso del edificio abandonado en el número 16 de esta vía no es una gota más, sino la que colma el vaso, para los residentes, que prefieren guardar el anonimato por razones de seguridad.
La vivienda, tomada por un mismo okupa desde hace unos meses según estos vecinos del barrio, sufrió un incendio pasadas las 16.30 horas de la tarde. Los Bomberos no encontraron a nadie en su interior, aunque lo buscaron porque los residentes les dijeron que ahí vivía alguien de manera ilegal.
Tras el suceso, la Policía Local precintó la puerta de acceso al edificio, pero este lunes volvió a ser okupado nuevamente, si bien solo durante unas horas gracias (al menos hasta el cierre de esta edición) a una nueva intervención del 080.
“Esto es un problema que se veía venir desde hace mucho. Este okupa lleva un tiempo haciendo cosas raras y, aunque fue desalojado varias veces por la Policía Local, aquí está otra vez”, comenta un vecino que presenció en directo cómo el hombre volvió a entrar en el inmueble zafándose del tablón de madera que impedía el paso.
Este residente aseguró que se ha puesto en contacto varias veces con el dueño del edificio, pero que éste no ha atendido su demanda de que actúe para evitar futuras okupaciones.
Según este vecino, el último hombre que tomó la vivienda es solo es uno más en una larga lista de ocupantes ilegales en los últimos años de ese tercer piso, el único habitable del inmueble desde hace más de un decenio. “La casa es problemática desde que se fue el último inquilino que vivió en ella, hace ya más de diez años”, explica.
Tras la salida de este último arrendatario, estaba previsto realizar una rehabilitación en el edificio que finalmente nunca llegó. No es optimista de cara al futuro, pese a que los Bomberos tapiaron ayer de nuevo el acceso: “Han colocado un tablón de madera, como otras veces, con un par de clavos que hasta un niño puede romper”, lamenta al tiempo que pronostica una nueva e inminente okupación.