La prima de la medusa con tentáculos de hasta 20 metros que invade las playas de A Coruña

Las carabelas portuguesas aparecen cada día en las playas y los expertos advierten de que “ya nos podemos ir acostumbrando”
La prima de la medusa con tentáculos de hasta 20 metros que invade las playas de A Coruña
Una carabela portuguesa en la arena de Riazor | Quintana

Su llegada a las playas de A Coruña no es novedosa, pero cada vez es más intensa. Los bañistas llevan casi dos semanas encontrándose con unos organismos marinos similares a las medusas, pero con grandes diferencias. No bucean, flotan. Y parece que cada vez están más a gusto en las aguas de la bahía coruñesa.
La bióloga, naturalista y colaboradora del Grupo Hábitat, Atocha Ramos, advierte de que “ya nos podemos acostumbrar a la presencia de las carabelas, porque con el cambio climático llegarán más e igual más veces al año”. Estos animales no nadan activamente, sino que “se dejan llevar por las corrientes y son de aguas tropicales”, por lo que llegan a Galicia “a través del Golfo de México arrastrados por corrientes de aguas cálidas”.


Con el cambio climático, “cada vez hay mayor temperatura y las especies tropicales están contentas. Depende todo de los vientos, ya que si soplan del nordés, empujan a las carabelas hacia el medio del océano”, señala la bióloga. Las “primas” de las medusas, además, cuentan con un “globo flotador” con el que aprovechan para ser arrastradas. “Todo va en relación a los vientos y las corrientes marinas y son más propensas hacia las playas que miran al oeste”.

 

 VIDEO Francisco Javier Cagiao

 

Diferencias

Las carabelas portuguesas, al contrario que las medusas, “no tienen locomoción activa” y son visibles “porque su vejiga se puede ver desde tierra”. Mientras las medusas solo “las vemos si buceamos”, “las carabelas, como flotan, se ven como si fuesen una boya”. El problema del que alerta la bióloga tiene que ver con el peligro de estos organismos marinos. “Los tentáculos de una carabela pueden llegar a medir veinte metros, por lo que, aunque parezcan que están lejos, pueden llegar a picar”. 


En 2024 ya fueron asiduas de los arenales coruñeses, pero este año raro es el día en el que el servicio de limpieza no recoja sus cuerpos de la orilla. Según datos facilitados por el Ayuntamiento, se retiran, de media, cien carabelas al día. “Su llegada es algo que se repite con cierta frecuencia, pero con el cambio climático llegarán más e igual más veces al año. Llegan en mayor número y mayor intensidad porque están contentas con el aumento de la temperatura del mar. El viento del nordés, además, es menos intenso. Antes las empujaba a Norteamérica”, añade Ramos.


La picadura de la carabela tiene mayores consecuencias que la de una medusa normal. Y, hasta ahora, según los últimos datos facilitados por el Ayuntamiento, se han detectado cuatro casos. De ser alcanzado por una, se recomienda que se acuda al puesto de socorrismo más cercano, donde se aplicará agua salada o suero para quitar el tentáculo. Los bañistas, no obstante, cada vez se acostumbran más a su presencia y el miedo no supera a las ganas de darse un chapuzón. 

La prima de la medusa con tentáculos de hasta 20 metros que invade las playas de A Coruña

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