Al final estaba claro. La ampliación de El Prat no era el problema. La cuestión es que los secesionistas consideran que unas obras, por mucho que supongan una inversión de más de 1.400 millones de euros no son suficientes para su república catalana. Aragonés ayer lo dejó muy claro. Lo que ellos quieren es la gestión de los aeropuertos catalanes, por eso de sentirse como si fueran un estado de verdad. La mesa de diálogo se reunirá la próxima semana (todavía falta por determinar si será el jueves o el viernes), pero está claro que en esa reunión las cartas quedarán definitivamente boca arriba. Ante los medios aseguran que su hoja de ruta pasa por la amnistía y por el referéndum de autodeterminación, pero ya veremos si hay suficiente dinero en las arcas del estado como para que, de entrada, se conformen con algo más mundano. Y ya vemos lo que supuso el traspaso de las autopistas a la Generalitat. De entrada, los camiones que van hacia francia ya no podrán circular los domingos por Cataluña. Veremos que pasa cuento también manden en los aeropuertos.