La Sociedad Recreativa de A Gaiteira entrega la llave de su establecimiento

La Sociedad Recreativa de A Gaiteira entrega la llave de su establecimiento
Protesta que se celebró ayer frente a la sede de la Sociedad Recreativa y que no pudo evitar su cierre | patricia g. fraga

El presidente de la Sociedad Recreativa e Instructiva de A Gaiteira se vio obligado ayer a entregar las llaves de su local a su dueño, al no poder saldar la deuda que había contraído del impago de alquiler. Francisco Blanco se tomó la situación con serenidad. “Se ha llegado al lanzamiento –declaró– Pero este es un itinerario que hay que recorrer”. Aun así, Blanco no ha perdido la esperanza, y espera poder volver a reabrir el local el uno de enero.


“El dueño me ha prometido que no tocará nada hasta entonces, así que ni siquiera he hecho la mudanza, porque andar con cajas de aquí hacia allí...”, explicaba Blanco. La correspondencia y la documentación sigue allí, en el número 80 de la avenida de Oza. El impago acumulado de alquiler es de cerca de cinco mil euros generado porque tuvo que estar cerrado durante la pandemia, pero el dueño se conformaría con unos dos mil para poder entregar las llaves a Blanco.


A pesar de que se trata de una cifra pequeña, y de que la Sociedad Recreativa recibió el jueves una muestra de apoyo popular cuando algo menos de cien personas se reunieron frente a sus puertas para pedir que se cerrara, el caso es que la entidad no ha podido reunir ese dinero.


Sin ánimo de lucro

“Esto siempre ha dado pérdidas. Es una entidad sin ánimo de lucro y de interés general”, explica Blanco. Se sostiene básicamente gracias a las aportaciones de los socios y de las subvenciones públicas, pero en los últimos años no ha podido cobrar ninguna de estas últimas por una “anomalía”, como la llama el presidente, con la Diputación. Por eso Blanco espera poder ponerse en contacto con el organismo provincial para tratar de los 9.000 euros que le adeuda.


Hasta que no se resuelva, no podrán solicitar ayudas públicas. “Es un tapón”; reconoce Blanco que considera que se ha hecho “una montaña de un grano de arena”. El origen de esa deuda se remonta a hace unos años, cuando regía la sociedad otra directiva. Entonces la Diputación subvencionó con algo menos de 3.000 euros la reformar del cuarto de baño del local. Cuando un funcionario acudió, años después, a revisar las cuentas, descubrió esas “anomalías” en las facturas. “El baño se hizo, porque yo he estado en él, pero no estaba toda la documentación”, explica el interesado.


Aquello devino en una multa, que duplicaba el monto de la subvención, y en una causa que no llegó al juzgado, pero que significó una apertura de expediente que les impide recibir más subvenciones. Ahora, Blanco tiene hasta el uno de enero para solucionar este embrollo.

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