No nos pilla de nuevas que Valencia haya decretado de nuevo el toque de queda nocturno y que haya vuelto a restringir las reuniones sociales a un máximo de diez personas. Una cosa es que no queramos hacer mucho caso de las cifras que nos confirman que la quinta ola de la pandemia viene fuerte y otra que vivamos con los ojos cerrados. Y enterarnos que cómo están las cosas, nos enteramos. Sabemos que hay más comunidades deseosas de que sus respectivos tribunales de justicia les permitan restringir la libre circulación de madrugada y otras que se plantean limitar más el ocio nocturno. Porque los datos van a peor y no tiene pinta de que vayan a mejorar mágicamente, solo con el poder de nuestras ganas por disfrutar de un verano como los de antes de que el virus llegase a nuestras vidas. Ya podemos ir poniendo nuestras barbas en remojo. Luego no vale hacerse el sorprendido. FOTO: La Policía vigila que se cumplan las normas covid en horario nocturno | EFE