el Gobierno mexicano ha aprobado la excarcelación de miles de presos que, se supone, podrán pasar el confinamiento en sus casas. Condenados por aborto, trapicheo de drogas, robo menor, presos políticos e indígenas sin un juicio justo podrán beneficiarse de esta amnistía que, a juzgar por la situación de las cárceles mexicanas, es menos una medida humanitaria y más un intento de evitar un colapso. Cuando hay 210.000 reclusos en el espacio previsto para 170.000 y una pandemia que se extiende liberar a los presos no peligrosos es el mal menor. Y hasta se puede vender como una heroicidad. FOTO: el presidente mexicano