Deuda pública

España, con respecto a otras economías europeas, arrastra un lastre en su cuenta de Deuda pública, no solo, en lo que respecta al Estado, sino, la que concierne a las autonomías que conforman el país, dividido en diecisiete, más un Gobierno central, que está desaparecido y solo hace declaraciones ocasionales con distorsión de la realidad. Todo va más allá de lo imaginado por nuestra clase política, en la que descansa nuestro bienestar, no sabemos que cosecha se recogerá al final. Posiblemente se vea en el horizonte del 2023 cuando las urnas hablen de nuevo y pongan a cada cual en su sitio. La Deuda pública española, está desgranada en un número que marea a cualquiera que la observe, 2020 cerró en 1.344.570 mil millones de euros, el 120% del PIB y esa deuda se tiene que pagar entre todos los españoles, en la proporción que a cada cual le corresponda, el Gobierno tira de la deuda para cubrir sus necesidades, pero, sin acotar los gastos, que es en donde se puede rebajar la deuda y no en repartir lo que no se tiene.


En estos momentos tan graves en la economía española, la deuda alcanza límites insospechados y más que se elevará en el futuro inmediato, hasta quizás en poco tiempo, es decir de aquí al 2023 si no se pone remedio, la deuda española puede llegar a casi duplicar lo que ahora tiene. Nuestra economía se basa en servicios primordialmente, ya sean vacacional intensivo o localmente atractivo, las Islas Canarias y Baleares, por un lado, Andalucía y Levante, por otro, son las regiones españolas más perjudicadas en su economía y empleo, pero eso, también repercute en todo el país, debido a que la riqueza que se genera con el aporte de viajeros de un punto a otro, los lugares que visitan y por tanto hoteles, bares, cafeterías y restaurantes, se benefician en mayor medida del gasto que dejan en sus visitas, luego están los transportes y el comercio en general. Todo en su conjunto suma. Al tener una economía tan poco diversificada, el daño es mayor que en cualquier país de nuestro entorno, que aparte de ser naciones turísticas, cuentan con una pujante industria, cosa que España carece, por negligencia política ó falta del interés en hacer de esta nación una diversidad económica entre la agricultura, industria, navegación y turismo. Faltan medidas para reactivar a España económicamente. Pero también faltan para dirigir el país como es debido. La Deuda pública española, en manos de Banco Central Europeo es de unos 296 mil millones de euros. En poder de inversores extranjeros, hay algo más de 482 mil millones. Estos, deshicieron posiciones en unos 20 mil millones, cuando hace apenas unos meses su montante rondaba los 501 mil millones, la banca española atesora otros casi 170 mil millones. A todo ello hay que sumar la deuda que arrastran las autonomías que es otro foco importante, al sumar casi 327 mil millones, pero, como siempre tiene que haberlo, en él presenta año, está previsto que el Estado pueda emitir cerca de otros 300.000 millones de euros, que serán admitidos por el Banco Central Europeo, a tenor de la pandemia que sufrimos y que llevamos un año con ella y los hospitales colapsados. Es posible que se tenga un pasivo circulando de unos 1,7 billones.


No corren buenos tiempos para la economía española, la situación está en “Stand by” y los gobernantes autonómicos ante la dejación del Gobierno central, están capeando el temporal como buenamente pueden, el abandono de funciones es alarmante del que debe llevarlas, la vacuna va a cuentagotas y no se está cumpliendo para nada ningún pronóstico, es el cuento de dar trigo y recibir paja. La economía española, tardará un tiempo en reactivarse, mientras que la deuda seguirá aumentando en perjuicio de todos los españoles que tienen que soportar su coste, sin haber participado en el festín. Un capítulo importante son los 25 mil millones que, cuesta a los españoles, sostener el tinglado político, ahí hacía falta una buena tijera y recortar su montante. Entre otros muchos capítulos. 

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