Cuando los contenedores desbordan mala gestión

Hay servicios dentro de la vida cotidiana de una ciudad cuya ausencia o mala gestión provocan incomodidades por encima de lo tolerable. Es el caso de la limpieza viaria y la recogida de basuras. 
Cuando estos servicios se prestan diligentemente y se gestionan de forma eficaz por parte del gobierno local los ciudadanos apenas los notan. A nadie le llama la atención una calle convenientemente limpia, a nadie le parece extraño que el contenedor de orgánicos esté vacío y reluciente por la mañana. Sin embargo, todos notamos con disgusto como desde el sábado pasado la ciudad se llenaba de basura, algo que, además de dar una imagen terrible, puede resultar peligroso por insalubre. Es lo que tiene dilatar los procesos más de lo conveniente.
Los trabajadores de la empresa concesionaria no pudieron hacer su trabajo con normalidad, porque los camiones y barredoras que dan soporte a su tarea no estaban en condiciones, y después de meses avisando de los problemas que acarreaba la maquinaria, decidieron poner remedio de forma taxativa, algo que no se les puede reprochar después de haber vivido más de un accidente, uno de los cuales se cobró la vida de un compañero.
Es indiscutible que la seguridad de los trabajadores es irrenunciable, y que garantizarla es responsabilidad de la empresa concesionaria, que tiene la obligación de mantener en perfecto estado de trabajo y seguridad las máquinas que permiten que nuestra ciudad mantenga su lustre. Pero no es menos cierto que el gobierno municipal tiene la obligación de controlar que el servicio por el que todos estamos pagando -que es, por cierto, un servicio caro, puesto que es el contrato más elevado con el que cuenta el consistorio local- se presta en las condiciones adecuadas. 
No es de recibo que un gobierno desconozca el estado de la maquinaria de limpieza -que, por cierto, es de titularidad municipal, aunque su mantenimiento corra a cargo de la empresa concesionaria-. No es lógico que, en cuatro años de mandato, no haya habido ni una sola inspección por parte de la concejalía de Medio Ambiente. Y, desde luego, es intolerable que la ciudad lleve más de dos años con el contrato de limpieza y recogida de basuras caducado -Marea asumió el gobierno en 2015, y los contratos caducaron en 2017-.
Si un gobierno local no es capaz de sacar a contratación el servicio con mayor coste para los ciudadanos en tiempo y forma, si una concejalía no es capaz de asumir la responsabilidad de supervisión del servicio de manera correcta, si una concejala no es capaz de estar presente en la ciudad en el momento de la mayor crisis de su área en toda la legislatura, tal vez no nos encontremos solo ante contenedores que desbordan basura. Es posible que el problema sea que desbordan mala gestión. Y esa es complicada de reciclar.
 

Cuando los contenedores desbordan mala gestión

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