Los que Dios unió, lo separó Hacienda

TAL vez el inspector de Hacienda sea un furibundo defensor del celibato y odie que un hombre y una mujer regularicen su condición de pareja; quizá sea un activista del poliamor y piense que una relación entre dos carece de sentido... El caso es que desplegó el comando fiscal en pleno banquete de una pareja pacense y acabouse o conto. “Somos de la Agencia Tributaria. Hemos venido a embargar su boda”, le comunicaron al novio. Todo por que la empresa de catering había cometido algún chanchullo con los impuestos. Menos mal que no era el cura el que debía la pasta, porque si no igual aún están solteros.

Los que Dios unió, lo separó Hacienda

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