Un manual para todos

SI a Heraclio Fournier le diese por hacer una baraja en homenaje a Vilalba, lo tendría muy fácil para el diseño de tres ases: Fraga, Rouco Varela y Darío Villanueva –que cada uno decida cuál sería el de bastos e incluso el de espadas–. El cuarto, para completar el póquer, sería el capón, pero al carecer de naturaleza humana su puesto tiene menos relevancia. El ave no conoce mucho mundo hasta después de su muerte y eso si tiene suerte y alguien lo envía como regalo de Navidad a unos parientes que viven fuera de Galicia. En cambio, los otros tres son personas muy viajadas. De hecho, Villanueva llegó hasta Madrid, donde lo nombraron director de la Real Academia Española. Su trabajo es, por lo tanto, limpiar y dar brillo y esplendor al castellano, lo que le ha llevado a pensar en un bruñido de la palabra con especial atención a la escritura digital en forma de “Libro de estilo de la lengua española”. Los progresistas y las progresistas ya han puesto precio a su cabeza, pues el texto recuerda que el carácter no marcado del masculino hace innecesario del desdoblamiento.

Un manual para todos

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