De aquí a un mes

Eso, el diez del once y domingo. Es el día en que los políticos nos citan, otra vez, ante una urna para que les resolvamos este carajal en que su incapacidad, egoísmo, estulticia, nos metieron. 

Hay que acudir, vaya que sí, aunque estemos hasta la coronilla. Ya lo dice el CIS en su última encuesta: el malestar con los políticos alcanza su máximo histórico. Y es que nos tienen cabreados y hartos. 

Lo natural es que estos largos días de la precampaña para luego, iniciar la campaña, y con el personal ya seducido con sus cantos de sirena, hacer sus cuentas –valorar cuánto valían sus cuentos– y de nuevo enrocarse en sus trifulcas partidarias. 

Recuerden los acuerdos entre sectores de la izquierda y el portazo final que deja el camino abierto a las tres derechas y su entorno casi pre-militar. Atrás ya aquella promesa de “propuesta abierta de programa progresista” y frustradas las medidas dirigidas a mejorar la vida del común. De la gente corriente. De los que de verdad, en el tajo, hacen que este país camine. 

Por eso, esa gente poco atendida por los políticos y sus palmeros, por asesores bien comidos y vestidos y los líderes de opinión que les acompañan como el eco, tienen en la mano –en el sobre con el voto– la última palabra. 

La democracia, finalmente, es una elección. Dentro de un mes, pues, la gente corriente que nos encontramos en el autobús, en la barra del bar, detrás de una ventanilla, votamos. 

Tienen opinión, sobre todo problemas, y quieren una vida mejor para los suyos y un reparto más equitativo de los bienes materiales. Esa gente que ya se hizo oír, harta y cabreada un 15-M, quieren que sus hijos vivan mejor que ellos, que haya un esfuerzo en los tiempos de las vacas flacas, que no engorden solo a una minoría. 

Casi dos millones y medio de niños (el 28% de los menores españoles, viven en la pobreza). Más de siete millones de familia malviven con recursos por debajo de la media y ahora, otra vez, volverán las promesas, las propuestas, pero ¿las veremos contempladas en los Presupuestos Generales del Estado? 

Se dice que miles de jubilados tienen que elegir entre la cena y las medicinas y se sabe que miles de jóvenes no pueden acceder a una vivienda por el alto precio de los alquileres, luego de una política que benefició a los fondos buitres. Son algunos datos para recordar de aquí a dentro de un mes, cuando toque ir  plantarse delante de una urna con una papeleta en la mano.

De aquí a un mes

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