CRISIS Y NÓMINAS

Ya es un hecho y los medios de comunicación lo han puesto de manifiesto: La crisis se ceba con las nóminas. Su número ha bajado de 14 millones por primera vez en once años. Es decir, que desde 2003 no se registraba un número tan bajo en España. A raíz de los datos de la última EPA, a finales de abril sólo quedaban 13.925.500 asalariados, casi 3,2 millones menos que al inicio de la crisis. De ellos, 10,4 millones tienen empleo indefinido. Una de cada cinco nóminas corresponde al sector público, con casi tres millones de empleados. Ya se sabe: papá Estado. Mientras, las empresas privadas acumulan 11 millones de asalariados, de los que casi 2,7 millones tienen contrato temporal. Con semejante panorama, ¿cómo se va a sostener el actual sistema de pensiones?, ¿cómo se van a pagar las prestaciones a los parados? Por otra parte, el Gobierno niega que las reformas en materia laboral hayan facilitado a los empresarios la posibilidad de no pagar las horas extraordinarias que realizan sus trabajadores, y recuerda que este comportamiento es sancionable en virtud del Estatuto de los Trabajadores y que se han mejorado los mecanismos de control. Con todo y con eso, tenemos declaraciones de varios trabajadores que juran y perjuran que en sus empresas se hacen horas extra y no siempre se abonan. Y un diputado de UPyD, Álvaro Anchuelo, ha gritado que los cambios normativos provocan que muchos trabajadores vean aumentada su jornada laboral sin que su salario aumente. Es más, según el INE, en el último trimestre de 2013 las horas extra no cobradas crecieron un 28,6% ¡Y lo dice el INE!
Por algo la aún ministra Báñez dice que el país va sobre ruedas. La Cospedal suelta paridas del tamaño de “indemnización en diferido”. El disparatado Cañete afirma que “España es la Alemania del Sur”. Y hasta Rajoy, cuando se refiere a Bárcenas, matiza que “todo es mentira, menos algunas cosas”. Con gobernantes de semejante ralea cómo quieren ustedes que el país aumente el número de nóminas de asalariados. Este desdichado Gobierno ha decidido incentivar con bonificaciones y mejoras fiscales al autoempleo de autónomos, y mejorar las estadísticas de ocupados, en lugar de favorecer la creación de empresas estables o tocar cotizaciones.

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